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Educación digital necesaria

La falta de propuestas para mejorar la formación de los alumnos españoles

Los resultados de las elecciones lo han empeorado todo y han abandonado y marginado lo más importante: la educación. Ningún partido ha dejado claro qué piensa del sistema educativo más conveniente para España. Los partidos, excluido el PP, con una demagogia y un sectarismo ridículos, han centrado sus propuestas en la educación concertada para sostener que debe ser modifica, cuando no suprimida, o en la enseñanza laicista en la escuela pública. El que más ha insistido en estos temas ha sido el gran perdedor de las elecciones, Pedro Sánchez, quien ha obtenido los peores resultados de los conseguidos por el PSOE nunca, y se quiere constituir en referente obligatorio para formar gobierno, jaleado por lo más montaraz del PSOE actual.

Nada se ha hablado de la necesidad de garantizar la libertad de elección de centro con los centros concertados y de educación diferenciada siempre que sea la opción prioritaria de los padres, la corrupción educativa, la necesidad de valorar realmente al profesorado, sin someterlo a la angustia anual de la listas de interinos, hasta el cambio de modelo educativo para estar a la altura de los países más desarrollados porque tienen modelos educativos más dinámicos y más conectados con la realidad social y productiva. Un tema que necesita una respuesta adecuada es el de las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) en el sistema educativo, que no son la panacea que por sí mismas van a mejorar ni por sí la van a empeorar, porque son medios no fines. Las máquinas, por muy sofisticadas, nunca van a sustituir ni a los profesores ni a los alumnos. El mundo de la educación nada o muy poco tiene que ver con el de Matrix, que tanto seduce a los adolescentes.

La repetida leyenda urbana que se resume en el tópico "nunca los niños y jóvenes españoles han estado tan bien preparados como los de la actual generación digital", no parece muy convincente, según los expertos, porque algunos datos que se tratan de ocultar por parte de los responsables de la educación, sometida al vaivén de las ideología política, así lo confirman. La mayor información digital en los centros docentes, incluidos los universitarios, no ha supuesto de facto una reducción del desempleo juvenil; un eufemismo que suena bien, pero que significa lo mismo que paro (así como la interrupción voluntaria, no sólo no disminuye la gravedad del aborto, sino que la aumenta). Tampoco la mayor información digital supone un aumento del PIB, que tampoco preocupa a los políticos enfrascados como están en los pactos para tocar poder como sea. Es decir, la famosa operación "un alumno un ordenador personal", que tan bien se vendió en Asturias y tan mediocres resultado ha producido, sirvió más para el negocio de los fabricantes de ordenadores personales o no, y para los que lo compraron que para la auténtica formación digital de los alumnos. Porque está demostrado que suministrar tecnología en los colegios no es suficiente para transformar la educación. Lo mismo se puede decir de la revolución escolar que supone suprimir los libros de texto de papel por las tablets inteligentes o por los móviles inteligentes. Esto por una sencilla razón confirmada por la experiencia, el nacer en la época de internet no significa necesariamente alumnos más competentes digitalmente. Según los informes de PISA sobre educación, que casi siempre dejan en un mediocre lugar la Educación en España, los países con mejores resultados, como Corea del Sur, no son los más digitalizados. Por eso, los expertos afirman que no hay una relación directa entre el uso de la tecnología y el rendimiento escolar. Los artilugios digitales (gadgets) ayudan o pueden ayudar en la resolución de problemas y en la motivación del alumno, pero también tiene su contra: pérdida de la concentración o disminución de la capacidad retentiva, cualidades necesarias para lograr los objetivos educativos.

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