Un tramo de la calle Carreño Miranda, en Sabugo, y desde ayer mismo el parque del Muelle ya lucen de blanco cuando llega la noche. El mérito de blanquear lo que es negro por naturaleza lo tienen las nuevas luminarias de tipo led (luz más potente, más barata y se supone que más ecológica) que instala una empresa a instancias del gobierno local. El contraste es muy llamativo para quienes estábamos acostumbrados a la mortecina luz anaranjada del antiguo sistema de iluminación, basado en lámparas de vapor de sodio. Y el debate sobre gustos queda servido: ¿usted prefiere la semipenumbra amarillenta o el fulgor blanquecino de los nuevos focos? Difícil ponerse de acuerdo en cuestión de colores. Personalmente, echo de menos el punto romanticón de las luces primitivas y me siento raro caminando por calles asépticamente iluminadas, cual pasillos de hospital. Pero es lo que hay, en Avilés ahora las noches son como las que cantaba The Moody Blues: de blanco satén.
