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Psicóloga

Impacto emocional del cáncer

Formas de reaccionar ante la enfermedad y de lograr una respuesta positiva

Ante el cáncer, las personas reaccionamos de diferentes maneras. Hay varios factores que influyen en ello: personalidad, recursos cognitivos, estado emocional, el impacto en la vida cotidiana, las respuestas del ambiente familiar y social, los niveles de actividad de la persona, la capacidad de resiliencia, así como las estrategias de afrontamiento que utilicemos para hacer frente tanto a la enfermedad como a los tratamientos: quimioterapia, cirugía, radioterapia...

Hay estrategias que van a ayudar bien poco o nada:

1) La negación: la persona con cáncer no reconoce su enfermedad, no habla de ella y no quiere información de lo que está pasando, sólo se deja llevar. Es probable que sean sus familiares quienes se tengan que hacer cargo de su proceso y de sus decisiones.

2) El catastrofismo: la persona vive su enfermedad como una amenaza y no percibe ningún tipo de control sobre ella. Adopta entonces un rol victimista y derrotista que multiplica enormemente el dolor y el malestar y que favorece el aislamiento.

3) La indefensión: se vive la enfermedad como una pérdida total y percibe que nada de lo que haga o deje de hacer puede funcionar y cambiar las cosas. Es probable que, además del cáncer, acabe teniendo que hacer frente a una depresión.

¿Qué funciona entonces? La actitud positiva y adaptativa, con una percepción alta de control sobre lo que está ocurriendo. Supone una verdadera estrategia de aceptación y compromiso en la que, tras una primera y lógica etapa de asimilación y de "tormenta emocional" de incredulidad, ansiedad, rabia, miedo, culpa, tristeza..., se vive el cáncer como una situación más de la vida. No se trata de resignarse, en absoluto. Se trata de aceptar la realidad de lo que nos está pasando, de intentar asimilar la información de los tratamientos que vamos a ir abordando y colocarnos en una actitud de ver qué nos viene mejor hacer, qué necesitamos, qué queremos, quiénes nos pueden ayudar...

Es muy importante, entonces, tener una visión realista pero positiva del proceso que vamos a vivir. En este sentido, tengo que decir que, por ejemplo, la primera vez que fui a recibir el tratamiento de quimioterapia me imaginaba una sala llena de gente angustiada por la enfermedad... Y nada más lejos de la realidad, me encontré con personas muy pero que muy valientes, con muy buen animo, charlando unas con otras, haciendo bromas con el personal sanitario tan fantástico que nos atendía, leyendo un libro, ojeando el periódico, dormitando tranquilamente, haciendo pasatiempos o comiendo algún tentempié que traía en algún momento de la mañana la familia, como luego también haría la mía.

Otro aspecto del que no nos podemos olvidar es que, cuando una persona padece cualquier enfermedad, no sólo se ve afectada esa persona, se ve afectado todo su entorno, que también tiene que realizar sus propios mecanismos de asimilación y sus propios procesos para adaptarse, a lo que hay que añadir la labor de asumir el importante papel de apoyo físico y emocional que van a desempeñar.

Eso sí, no todas las formas de ayuda son iguales, aunque se hagan desde el cariño. Por ejemplo, hay quienes pueden resultar demasiado invasivos, que se convierten en "personas resolvedoras" que actúan sin tener demasiado en cuenta a la persona que está pasando el trance de la enfermedad; hay también quienes aprovechan para contar sus propios problemas como una forma de demostrar que a todo el mundo le pasa algo y que eso va a hacer que uno se sienta mejor (pues va a ser que no...); hay quienes dicen que "no es nada", que "ahora el cáncer no es tan grave", que "lo del pelo es lo de menos" (aunque te veas en el espejo y te veas como el muñeco pelón o la Nancy Pelopaja), que "mira la Terelu qué guapa"... Añado en mi caso además la gloriosa frase de "bah, tú como eres psicóloga, no tienes problema..." ( que debe ser que ser psicóloga te convierte en una seta que ni siente ni padece... Pues va ser que tampoco... y hay, además, quienes hacen como si no pasara nada, pero con los que se nota cierta tensión, incluso algo de distanciamiento, porque les supera la situación.

(Consejo: no conviene pasar mucho tiempo con la gente que no sabe o no puede hacernos sentirnos mejor , pero tampoco hay que desgastarse ni tomarlo a mal, en el fondo lo hacen porque creen que es lo mejor.)

Por último, hay, afortunadamente, quienes están ahí de forma cercana, prudente, ayudándonos de la mejor forma posible, personas que saben ofrecer su hombro para llorar, su oreja para escuchar, su mirada para acompañar, su mano para apoyar, su risa para animar y su silencio para respetar. (Con éstas hay que volcarse y darles las gracias de muchas maneras por hacerlo tan bien).

Otra cuestión a tener en cuenta cuando nos diagnostican un cáncer es que vamos a tener que hacer frente a varias preguntas y dudas que, inevitablemente, van a aparecer en nuestra cabeza: ¿Por qué a mí?, ¿Qué he hecho mal?, ¿Qué va a pasar con mi familia? ¿Y si no me curo? ¿Y si me muero? Que, al final, son cuestiones totalmente normales. ¿Somos seres humanos, no?

Pero el cáncer, al igual que otras muchas situaciones adversas que ocurren en la vida, no tiene que ver con la justicia, ni depende de que alguien lo merezca o no, ni tampoco vamos a tener una bola de cristal para saber qué nos va a deparar el futuro. Así que, por mucho que vengan a la mente, no vamos a tener respuestas apropiadas para esas dudas. Eso sí, sabemos que cada vez hay muchos y nuevos descubrimientos frente al cáncer, cada vez mayor número de personas lo superan, así que vamos a centrarnos en lo que nos pueda venir mejor, en el día a día, en ponernos metas pequeñas, en cuidarnos, en hacer ejercicio, en no dejar que la enfermedad ocupe el centro de nuestra vida y en exprimir al máximo todo aquello que nos aporte pinceladas de bienestar: familia, amistades, aficiones, viajes...

Y, como dice la joven activista y Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai: "No sé por qué, pero oír que estaba amenazada no me preocupó. Me parecía que todos sabemos que algún día vamos a morir. Creo que nadie puede detener a la muerte, venga de un talibán o del cáncer. Así que seguiré haciendo lo que quiera hacer". Así que vamos a preocuparnos de vivir lo mejor posible, ¿no os parece?

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