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Saúl Fernández

El amor es un verdadero asco

Es verdad eso que dicen en "Love Actually": el amor está en todas partes, incluso en la puerta de al lado. Una pedante con complejo de excelencia y un comercial con ganas de alargar la vida loca más allá del tiempo y del espacio se juntan para siempre y aquí paz y después gloria. La pedante es Silvia Marsó (Ella) y el "vivalavirgen", Pablo Chiapella; los dos, extraordinarios; los dos, vecinos y residentes al otro lado del rellano. "La puerta de al lado", de Fabrice Roger-Lacan echó a andar antes de anoche en el teatro Palacio Valdés, de Avilés, local predilecto para estrenos nacionales, internacionales y siderales. El odeón avilesino hace tiempo que se ha transformado en el cabo Cañaveral del nuevo teatro, del teatro nuevo y también del que no es ni lo uno, ni lo otro. "La puerta de al lado" parece una comedia dramática, pero en el fondo es un drama de trenes que huyen por los parajes más inhóspitos de Alaska. Trenes al infierno por raíles de la comedia más fastidiosa: el amor es un verdadero asco, pero todos necesitamos a alguien que nos quiera, que decían "Los Beatles", que de esto sabían un huevo.

El escritor Fabrice Roger-Lacan cocina la peripecia de dos vecinos como si se tratara de un "buddy film", una película de colegas, de esos que al principio se llevan mal, pero después ya no. Y esto no es un "spoiler". Los dos personajes anuncian el final en el primer minuto de la función. Dos soledades frente a frente que serán, después, dos soledades acompañadas. Y es que el amor y el beso eterno, no es el final más feliz de todos. "¿Te das cuenta de que esto será un infierno?"

Sergio Peris-Mencheta -que es un tipo duro, que lo mismo hace de poli corrupto como de Gran Capitán como produce delicias como "Tempestad" o dirige "Un trozo invisible de este mundo"- se pone al frente de "La puerta de al lado" con la sabiduría del recomponedor de puzles. Una decena de cuadros relacionan a un Él y a una Ella que se encaminan hacia el final de la vida por la gracia de su autor y de su profeta en la tierra: un acotador cachondo con la voz de Tofol Martínez.

Él y Ella se enamoran porque lo decide un autor alocado que quiere disfrutar moviendo el camino directo al corazón de las almas solitarias. Pero da igual, las inverosimilitudes las salva la magia del teatro. En el fondo lo que el espectador quiere es que las dos criaturas huidas en la tundra de una ciudad cualquiera se abracen, se besen y finjan que sí, que el amor, como la verdad, está ahí fuera, aunque sea mentira, porque es posible hallar el futuro detrás de la pared. No pierdas la oportunidad... Y, si la pierdes, da igual. "La puerta de al lado" comienza en Avilés la carrera lúcida que será grande de aquí a cuatro días.

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