La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A lo hecho, techo | Músico

Conmoción

La muerte ha pasado por aquí y se ha llevado a un cercano. Alejandro Espina, bajista de "Ilegales", ha fallecido. Me quedé en shock al enterarme. Rápidamente la noticia se confirmó y se hizo viral entre los músicos asturianos. El shock inicial desembocó en una profunda tristeza.

Compartí la noticia con mi mujer, que aún dormía, y me quedé en silencio durante unos minutos en la cama, en la oscuridad. Pocas veces una muerte me ha afectado así. Me sorprende estar tan aturdido por alguien con quien apenas compartí unas horas, porque recapitulando, descubro que apenas coincidí con Alejandro tres veces en toda mi vida.

Dos veces fue el impecable técnico de sonido en un concierto en Oviedo con varios artistas recaudando fondos para la investigación médica contra el Síndrome de Rett. En las dos ocasiones toqué "Chica del club de golf", clásico imprescindible en el repertorio de "Ilegales". Alejandro, con esa sonrisa tan eterna como contagiosa me dijo: "¡Que recuerdos! La próxima vez me subo contigo y te acompaño". Habría sido un honor para mí, pero ya no podrá ser.

La última vez me lo encontré también tras la mesa de mezclas en el Intercéltico de Avilés, haciendo sonar a uno de los grupos en el Carbayedo. El me vio primero y pronto se acercó a saludarme. Nos pusimos al día y se ofreció a poner a punto mis maltrechos amplificadores para futuros conciertos, algo que me sorprendió ya que apenas nos conocíamos.

Recuerdo que después me fui pensando en lo buen tipo que era, en las buenas vibraciones que siempre me transmitía, en su amabilidad y generosidad. También pensé lo mismo que pensé hoy al despertarme, lo mismo que pienso ahora ante el ordenador mientras escribo esta columna. ¿Cómo puedo apreciar tanto a alguien a quién apenas conozco?

Supongo que la respuesta es fácil. Alejandro era una de esas personas apreciables desde el primer encuentro, alguien que conseguían ponerte de buen humor aunque no lo estuvieras.

Hoy el rock asturiano ha muerto un poco, pero donde quiera que estés, Alejandro, tenemos pendiente esa canción. Descansa en paz, amigo.

Compartir el artículo

stats