Las opiniones sobre el uso del Ferrera durante el inminente Lunes de Pascua son de mil colores, pero todas desembocan en que el parque debería lucir casi tan verde como hoy al concluir la celebración. La inmensa mayoría de los avilesinos quiere que su jardín urbano, envidia de cualquier ciudad, sirva de alfombra a jóvenes y mayores para la familiar comida en la calle. Y también la inmensa mayoría opina que no se puede abrir la puerta a actos vandálicos ni a convertir el recinto en un improvisado "botellódromo". Nadie reclama que la excepcional pradera amanezca el martes como un campo de Primera División. Pero nadie quiere tampoco que se parezca a un estercolero. A las autoridades locales les toca ahora la difícil tarea de garantizar la diversión y el cuidado de flora y fauna, lo que requiere alguna medida más que apelar al sentido común. De su buen juicio depende que todo el mundo tenga la fiesta en paz.
