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No en mi nombre, Israel

El boicot municipal a los productos del país mediterráneo, ahora retirado

"La paz llegará cuando los árabes

amen mas a sus hijos de lo que

nos odian a nosotros".

(Golda Meir)

Fue leyendo LA NUEVA ESPAÑA como me enteré de que la Corporación Municipal avilesina había aprobado en el mes de enero un boicot a los productos israelíes, declarando la ciudad en la que estoy censado y resido "espacio libre de apartheid israelí".

El tema está encuadrado dentro de la campaña BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones), lanzada en julio de 2005 por ciertas formaciones políticas, sindicales, ONGs y asociaciones palestinas solicitando a las organizaciones de la sociedad civil internacional imponer un amplio boicot y consolidar iniciativas de desinversión contra Israel.

En el Pleno de Avilés se dio luz verde a dos mociones sobre este tema. Una del Partido Socialista y otra impulsada por los grupos situados a su izquierda en el espectro político. Otros municipios, como Gijón, también se sumaron al boicot; en el caso gijonés con la abstención de Foro, Partido Popular y Ciudadanos.

Siempre que acudo a votar en elecciones municipales nunca lo hago con la intención de que los concejales electos se dediquen a la política internacional, emito mi sufragio con la esperanza de que se vuelquen en las cuestiones prioritarias para el municipio: mantenimiento y mejora de las infraestructuras de la ciudad, para que, por ejemplo, en Avilés podamos transitar por la calle en días lluviosos carentes de la amenaza de acudir al traumatólogo, atención de los olvidados barrios, seguridad ciudadana, facilidades para los emprendedores, abastecimiento de agua sin perder un dedo en cada recibo que abonamos, etcétera. Pero parece que estoy equivocado. Anhelan incidir en un radio de acción mas amplio, tomando medidas sobre temas, en los que dudo que tengan competencias, sin arreglar aunque sea tan solo un poquito lo de casa.

Dejando al margen el tema competencial, este boicot exuda sectarismo por los cuatro costados. La situación en Oriente Medio es una gigantesca tragedia y concretamente en el conflicto entre israelíes y palestinos, Israel no es el único culpable. Israel, donde entorno al 20 por ciento de la población es árabe, vive en un permanente desasosiego bajo la amenaza terrorista, unos ciudadanos compartiendo las medidas de su Gobierno respecto a Palestina y otros cuestionándolas. Israel, el único estado democrático de la zona con un ejército que intenta, llevando una mano atada en la espalda, defender a la población civil de los secuestros, de los atentados y de los Grad, que llevan la muerte por el cielo ante la tibia actitud de gran parte de la comunidad internacional con Hamas. Y no falla, quien mira para otro lado, contemporiza o negocia con terroristas, solo puede esperar como rédito el derramamiento de sangre inocente.

"Israel existirá y continuará existiendo hasta que el Islam lo destruya, tal y como ha borrado a otros antes". Frases de este estilo pueden leerse en la Carta Fundacional de la organización terrorista. Como si no hubiera ya bastantes problemas, desde que tomó el control de la franja de Gaza la esperanza de paz se perdió en la lejanía del horizonte. Su llegada al poder significó un palo más en las ruedas que podían conducir a los dos estados a recorrer el largo camino que les llevara a la coexistencia pacífica.

Tras una denuncia y el posterior informe de los técnicos municipales en el sentido de que el boicot adoptado podía traer severas sanciones por vía judicial, el Ayuntamiento avilesino rectificó y lo retiró con los votos de socialistas, populares y ciudadanos. Desconozco si otras corporaciones han revocado su postura inicial de anexión a BDS y si se han planteado hacerlo. Lo que sí sé es que quienes condenan a Israel como exclusivo responsable no tienen la mas mínima intención de boicotear, por ejemplo, a Irán pidiendo una elecciones libres para su pueblo o a Venezuela, exigiendo la liberación de Leopoldo López y del resto de presos políticos.

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