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Vita brevis

La guerra del siglo XXI

El terrorismo religioso como espoleta de un conflicto bélico planetario

El Parlamento europeo ha advertido de que el grupo terrorista Daesh puede estar planeando atentar con armas nucleares, químicas, radiológicas y biológicas en suelo europeo, recomendando a los Estados miembros estar en "alerta" ante tal posibilidad.

La Eurocámara recogía de esta forma las propias manifestaciones de Daesh, que declaraba el pasado martes que los futuros ataques serán más letales y de destrucción masiva.

Estas consideraciones parecen hacer coincidir la realidad con la ficción. Ahí está la magistral y premonitoria trama de Dominique Lapierre y Larry Collins en "Arde Nueva York", relatando como los seguidores de Bin Laden han conseguido introducir en la ciudad de Nueva York una bomba atómica sustraída de las reservas de Pakistán, anunciando que la harán explotar en el plazo de cinco días si el presidente de los Estados Unidos no acepta sus condiciones que afectan a Israel. En la absorbente narración se cuenta como Condolezza Rice, asesora del presidente, le dice al doctor Ahmad, cómplice de los terroristas, que Israel está dispuesta a utilizar sus bombas atómicas contra Pakistán si llegasen a morir cientos de miles de judíos en Nueva York. Represalia masiva y catástrofe mundial.

Según algunos politólogos hemos entrado en la "Tercera Guerra Mundial", la "Guerra del siglo XXI" con acontecimientos tales como desplazamientos masivos de gentes huyendo de confrontaciones violentas de carácter regional, terrorismo interior, bombardeos de ciudades, frentes de guerra urbanos, participación de potencias de diferente signo, y todo ello en escenarios cambiantes

Determinante de esta situación ha sido -y es- el terrorismo islámico que trata de imponer un modelo social y político basado en una interpretación fundamentalista y violenta del Islam.

Desde Afganistán, Siria, Sahel, Nigeria, Libia, Malí, Sudán, Somalia y otros países, el yihadismo, argumento ideológico del Daesh, se extiende haciendo efectivas sus amenazas de llevar la muerte y destrucción a quienes no sigan su locura de implantar el Califato a nivel mundial, incluyendo por venganza de agravios a "infieles" indiscriminados.

El historiador David Rapport ha explicado que el fenómeno terrorista ha evolucionado en cuatro periodos: el terrorismo anarquista, el terrorismo anticolonialista, el terrorismo de la nueva izquierda que incluye al de los nacionalistas y el terrorismo religioso que lleva al Estado Islámico.

Este último aglutina características de los anteriores, pero incluye un componente de internacionalización, como lo demuestra el hecho de que haya numerosos militantes terroristas de diferentes países.

La respuesta al problema tiene que ser global y no da resultado el apaciguamiento y menos la autoinculpación por supuestos errores históricos. A este respecto merece recordar lo que decía Churchill: "El apaciguador es aquel que alimenta al cocodrilo, esperando ser el último en ser devorado". El cocodrilo de hoy es el terrorismo fanático, enemigo común de Oriente y Occidente, de musulmanes, cristianos, judíos o agnósticos; de europeos, africanos, asiáticos o americanos.

Es cierto que aun no se ha concretado una estrategia de respuesta y no es válido el recurso de fomentar la islamofobia. De momento la urgencia es reforzar la seguridad mientras se aclaran dudas de si habrá que llegar a una intervención militar de carácter muy específico y con todos los pronunciamientos de la ONU para acabar con los riesgos ciertos que anuncia Daesh y que los novelistas antes citados anticiparon hace más de diez años.

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