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Cabos sueltos

La ilusión de ver un Avilés unido

Un día o dos al año, momento que coincide con las fiestas del Bollo, los avilesinos nos dejamos engañar por el espejismo de ser una piña y se oyen arengas que ensalzan lo positivo que sería para el concejo trabajar y luchar desde la unidad en pos de objetivos sobre los que hay consenso pero que, curiosamente, cada cual tiene una opinión diferente sobre cómo lograr. La simiente de la tan traída y llevada unidad avilesina la espolvoreó el doctor Claudio Luanco, considerado el promotor de la fiesta del Bollo como una excusa para que las facciones irreconciliables de la villa limasen asperezas. Más de un siglo después, cabe lamentar que ni para comer hoy en la calle hay gran acuerdo, pues la chavalería es más partidaria de hacer botellón en las praderas del parque de Ferrera que de compartir mantel con el resto de la gente en las calles del casco antiguo. Lo de la unidad queda bien para los discursos, pero nada más lejos de la realidad. Lamentablemente.

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