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Catedrático de Lengua y Literatura

La obra de Cela

Del tremendismo extremeño a la melifluidad alcarreña

Se está celebrando el centenario del nacimiento del Nobel literario más conocido y menos criticado en vida, como aireado muerto. Cela, don Camilo, inició el salto a la fama literaria con una novela tremendista, cruel y sanguinaria, "La Familia de Pascual Duarte", que para algunos es el no va a más de la novela española de todos los tiempos y, para otros, no es lo mejor del legado que nos dejó el autor de "La Colmena". De la "Familia (?)" de Cela se han escrito muchas opiniones brillantes, pero no convincentes, y bastantes mediocridades críticas, así como loas insustanciales, como el recordatorio del famoso señor Page, que brilla no por sus convicciones democráticas sino por sus censuras fotográficas, que indican el poco respeto que se tiene a las mujeres verdaderas de carne hueso, a quien se las puede ver, tocar y besar para comprobar si son o no fantoches.

Vamos a dejar de hablar del tremendista Cela para hacerlo del autor brillante del "Viaje a la Alcarria", la tierra de la mejor miel de España. Cuando yo era niño y vivía en la industrial Avilés, la de la Ensidesa hoy Arcelor (que entonces necesitaba mucho mano de obra venida de Extremadura y Castilla-La Mancha), siempre me llamaban mucho la atención (y los miraba relamiéndome) los meleros de la Alcarria, que con sus sencillos recipientes y exactas medidas llamaban la atención de los posibles compradores de su exquisito producto, entonando aquello de "Melero, buena miel y buen queso, Melero, miel de la Alcarria, Melero".

A don Camilo, "El Viaje a La Alcarria" le entonó su literatura, limando sus asperezas juveniles tremendistas y cumpliéndose aquellos versos del gran Rubén Darío (por cierto, se le recuerda también este año el primer centenario de su muerte entre la desidia y el abandono):

"Más por la gracia de Dios, en mi conciencia / el Bien supo elegir la mejor parte / y si hubo áspera hiel en mi existencia / melificó toda acritud el Arte".

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