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Diario de a bordo

El cultivo del viñedo en Avilés

El legado vinícola en el concejo

Las viñas del norte del Tuluergo

El arrabal de Sabugo fue, desde el siglo XII, un barrio de Avilés con un puerto de pescadores que se dedicaba también al comercio. No tenía comunicación más que por la parte de San Cristóbal, porque se encontraba rodeado de mar hasta Las Meanas, donde se hallaba el Campo de Caín, y también por la zona de la Ribera y la de Cantos. Solamente podía accederse a la villa por el llamado "puente viejo" que atravesaba el río Tuluergo en la zona de las Aceñas. La iglesia parroquial casi estaba sobre el mar y allí, en el campo de Bogad desembarcaban y traían al cay de la villa el fruto de sus faenas marineras los pescadores y atracaban los barcos con mercancías. Desde Sabugo partía el antiguo camino de Pravia, que atravesaba las campas de San Cristóbal, en la rasa litoral. Era desde ahí, donde podía accederse al antiguo castillo de Gauzón, en el peñón de Raíces, antes de que la trinchera excavada para dar paso de la carretera de Avilés a Salinas, eliminase el istmo que unía el peñón con las llanuras de San Cristóbal. Durante toda la Edad Media y bien entrada la Moderna, Sabugo y San Cristóbal no son cosas distintas, sino un mismo territorio, al norte del río Tuluergo, dependiente de la iglesia matriz de Santo Tomás de Cantorbery en Sabugo.

Tenemos constancia de la existencia de un documento de donación, del año 1199, por el que Alfonso IX y la reina Berenguela donan a la catedral de Oviedo y a su obispo don Juan, las iglesias de Sabugo de Avilés, estableciendo que allí no pueda construirse otra iglesia sin licencia suya y, al mismo tiempo, la Catedral cede al rey las heredades que tenía en Llaranes y en el término de Sabugo. Don Ángel Garralda expresa dudas muy razonables acerca de la existencia de la iglesia de San Cristóbal en ese momento o, si existiese, si pertenecía a Sabugo, en ese año de 1199. En el documento se citan, ya se ha dicho que por primera vez, a Sabugo y Llaranes, pero no aparece San Cristóbal, y únicamente podría entenderse ésta última como una de las iglesias, innominadas en el documento, que donó ese año don Alfonso IX y su mujer doña Berenguela al Obispo de Oviedo.

La Iglesia de San Cristóbano aparece mencionada por primera vez, relacionada con los viñedos, en un documento en el año 1285, donde se describe como su capellán, Fernán Nicolás, aforó a Miguel Pérez y a su yerno Juan Fernándiz una tierra de dicha iglesia en el lugar de "Boza", para que la plantasen de viñas, a cambio de una parte de la producción. Este lugar de Boza podría estar relacionado con los topónimos "la Güeta Boza", "la Quinta Boza" y "la güerta Boza", recogidos por Raquel Suárez en su estudio sobre la toponimia de la parroquia. Don Ángel Garralda, siguiendo a Jovellanos, nos indica que en el año 1312 el Obispo de Oviedo y el monasterio de San Vicente intercambian iglesia y celleros y en ese intercambio la iglesia de "San Cristóbano" pasaría a pertenecer al monasterio de San Vicente de Oviedo.

De este modo, ya perteneciendo al monasterio de San Vicente, aparece la iglesia de San "Cristoualo de Tuluergo", en un documento del año 1343 cuando "Fernán Iohán, criado de don Gonçalo Guterris y de doña Iohana Estevanis, arrienda a Martin Alfons, llamado Martín Fisguero, morador en San Crisoualo de Tuluergo, la tercera parte de los frutos y bienes de la Iglesia de San Cristóbano, tal y como Fernán Iohán lo tenía arrendado del monasterio de San Vicente", mencionándose en el arriendo "el derecho de las vinnas del territorio de la dicha iglesia". Hay otro documento del año de 1347, en el que Alfonso Álvarez y su mujer María Alfonso, arriendan de Ferrán Iohán, el tercio de los frutos y términos de la iglesia de San Cristóbano del Toluergo, tal y como él lo tenía arrendado del Monasterio de San Vicente.

El topónimo con el que se conoce aún actualmente al territorio de la parroquia, San Cristóbal de Entreviñas, hace referencia de forma indubitada a la existencia de viñedos abundantes en la zona. La plantación y cultivo de viñas llevó consigo cambios toponímicos de notable calado, alguno de los cuales ha pervivido hasta los tiempos actuales. Un ejemplo importante lo tenemos precisamente en la iglesia de San Cristóbal. La plantación de viñas debió ser muy intensa en esta época porque, la mencionada como "San Cistoualo de Toluergo" en el año 1343, aparece en el "Libro Becerro de D. Gutierre" o "Libro Becerro de la Catedral de Oviedo", en el año de 1385 con el nombre de "San Christoval de Entrelasvinnas". Será a partir de ese momento cuando el nuevo nombre se consolida y aparecerá ya siempre de esta forma nominada la iglesia y el lugar hasta el momento actual.

Las referencias escritas al cultivo de la viña en la zona de Avilés se remontan, según la documentación de que se dispone, a mediados del siglo XIII. En el año 1251 está fechado el primer documento en el que se hace referencia al cultivo de la vid en la zona avilesina. Se recoge en él la disposición del Obispo de Oviedo, muerto en el cerco de Sevilla, por la que deja en testamento al Cabildo de la Catedral las viñas y heredades que tenía en Avilés. Por otro lado, el primer documento que tenemos registrado en el que aparece reflejado el comercio específico de vino, entre Avilés y Oviedo, tiene fecha de 12 de noviembre de 1282. En él se establecen relaciones de buena vecindad especialmente referida al tránsito de mercancías desde Avilés a Oviedo, entre las cuales se citan expresamente el vino y la sal. De esa misma época tenemos documentos que constatan la existencia en Sabugo en la denominada "Losa de la mar", en la zona de Cantos, o en otros lugares como la zona de "El Fresno" en el camino de ascenso a San Cristóbal o de un lugar denominado "Boza", donde se cultivaban viñedos. Si contrastamos las fechas de los documentos en los que aparece la parroquia de San Cristóbal ya como San Cristóbal de Entreviñas, podemos concluir que será en un período de menos de un siglo, en el que se produce el cambio en la toponimia. Esto no puede ser debido más que un intenso proceso de plantación de viñas en esa zona al norte del Tuluergo adscrita a la parroquia madre de Sabugo y al comercio que Avilés mantenía a través de su puerto y de las vías de comunicación con el interior del territorio.

El viñedo al sur del Tuluergo

Otro caso similar de cambio toponímico será el de la Iglesia de "Sanctum Martinum de Illo Monte", mencionada así en un documento del monasterio de San Vicente de Oviedo en el año 1175. Esta iglesia se correspondería con una capilla situada en la zona conocida como del río San Martín, cerca del antiguo asilo, en el camino a Valparaíso y La Lleda. Pues bien, esta iglesia aparece como "San Martino de Entre las Vinnas" en un testamento de 1348 y en otro de 1524. El proceso de cambio toponímico es el mismo y, más o menos, en el mismo espacio temporal de San Cristóbal. De viñas en la zona del Ribero, especialmente las huertas situadas desde el Camino Real a Oviedo hasta el estuario, ya tenemos noticias a mediados del XIII. Concretamente en 1265 se conoce la existencia de una viña que limitaba con la "nozaleda del frere" por un lado y con el "camino del re e pela mar" por el otro. En 1276, también situada en el Ribero tenemos documentación que nos habla de una huerta dedicada al cultivo de la vid, situada entre otras dos viñas, la "rua del rey" o Camino Real y el mar. De la misma época conocemos también otros documentos que nos hablan de este cultivo en La Magdalena y Llaranes. Podemos concluir por tanto que, al sur del Tuluergo, se introduce el cultivo de la vid en la misma época que en la zona de Sabugo.

Conclusiones sobre la presencia del viñedo en Avilés

El cultivo de las viñas se hacía, tanto de forma directa por los propietarios, como mediante el arriendo de tierras. Había familias nobles como la de las Alas, o burgueses acomodados como Gonzalo Guterris, que eran propietarios de viñas en Ribero y también en Sabugo. También había clérigos importantes, como el Obispo de Oviedo, o monasterios, como el Santa María de la Vega de Oviedo o el de San Vicente, que eran titulares de propiedades dedicadas a viñedos y que, en muchos casos arrendaban a terceros para su explotación. Los documentos nos confirman que, desde comienzos del siglo XIII, se introduce el cultivo de viñedo de forma masiva en la zona avilesina, tanto al norte como al sur del Tuluergo. También, y como consecuencia de esa implantación masiva y la consolidación del nuevo cultivo, en el siglo XIV observamos cambios en la toponimia, algunos de los cuales persisten hasta nuestras días. De todo lo anterior se puede deducir que los orígenes del cultivo, en pequeñas heredades, debieron producirse al oeste del estuario de la ría de Avilés, en siglos anteriores, es decir, coincidiendo con los orígenes urbanos de la ciudad.

La Toponimia nos indica también que existen diferentes terrenos en San Cristóbal cuyo nombre, Salomón, ha permanecido hasta nuestros días. También sabemos que en Sabugo y en Pravia, el nombre o apellido judío Salomón era relativamente habitual. Por otro lado encontramos, también en San Cristóbal, el topónimo "La Boza". Sabemos de ese nombre que, aunque las acepciones recogidas son muchas ('tierra de matorral'; 'terreno que se roza para cultivos ocasionales, a veces hechos de forma colectiva', 'área cercada de baja calidad, a veces con escobas', "bebida popular fermentada de los Balcanes y Turquía?), puede deducirse un valor común: "tierras ganadas al monte, que son rozadas para el pasto o la labra esporádica". El nombre, aplicado a lugares y también como apellido lo encontramos tanto en Castilla, como en el antiguo reino de León, incluido Portugal, en Galicia y, por supuesto, en Asturias. Sin embargo no se agotan aquí las acepciones, y el mismo nombre Boza lo encontramos como nombre y apellido judío sefardí, con antecedentes en la propia Biblia, y tampoco debemos olvidar que en polaco y, en general, en las lenguas eslavas, Boza significa "de Dios" o "Divina". No sería descartable relacionar el topónimo Boza de San Cristóbal, con la referencia a que fuese un lugar ganado al monte para plantar una bebida fermentada, de hecho ya hemos indicado las evidencias del cultivo del viñedo en los terrenos que se corresponden con este topónimo. Teniendo en cuenta lo anterior, y el propio carácter del cultivo, tampoco es desdeñable la significación del término y su connotación como "Campo de Dios" y, por último, que esta actividad, en el lugar descrito, estuviese relacionada con la presencia en la zona de cultivadores de origen judío o converso.

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