Que Avilés se convierta en una ciudad atractiva no sólo para el turismo sino también para vivir en ella. Es el gran reto que la alcaldesa, Mariví Monteserín, se ha autoimpuesto, tal y como desveló este domingo en una entrevista concedida a este diario. Un propósito loable, pero que se antoja imposible sin el concurso de todas las organizaciones sociales, económicas y políticas. Sólo así se podrán tomar medidas para hacer más habitable un municipio que sufre constantes mutilaciones en su padrón a pesar de contar con unos servicios y una oferta cultural envidiables. Una de ellas, mucho más trascendente de lo que pueda parecer, es la elaboración de un nuevo plan de movilidad que sirva al mismo tiempo para reordenar el tráfico, caótico en algunos lugares, y reducir la contaminación. El gobierno local parece haberse puesto a ello. Ahora, sólo falta que los demás propongan, dialoguen y se consigan acuerdos.
