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Doctor en Ciencias Políticas y Sociología | Corriente alterna

El perverso capitalismo

Las críticas progresistas al sistema económico occidental

Ahora que volvemos a estar en período electoral, se renueva la vieja campaña furibunda contra el "malvado capitalismo" desde posiciones políticas que se complacen en llamarse a sí mismas progresistas, cuyo programa, al parecer, va a llevar la felicidad y el bienestar a cuantos comulguen con sus ideas y, por tanto, se avengan a votarlos para que gobiernen nuestra nación.

Yo, la verdad, no sé qué tiene de perverso el capitalismo. Antes al contrario veo que todos cuantos emigran de sus países pobres y oprimidos por las guerras y el hambre, lo hacen hacia países capitalistas y no hacia aquellos cuyo ideario es afín al marxismo, como por ejemplo, China, Corea del Norte, Cuba o Venezuela.

Pero, a mayor abundamiento, no es lógico olvidar que fueron muchos los emigrantes españoles que en siglo XIX y principios de XX, se fueron a buscar fortuna tanto a los países de la América del Sur, en los que existían regímenes capitalistas, como a los Estados Unidos de América, que en la actualidad es la "bestia negra" de cuantos se reclaman de progresistas, porque al parecer, en ese país, donde reina el capitalismo salvaje, es en el que con trabajo, ahorro y voluntad, pudieron conquistar una posición suficiente para salir de la pobreza que les brindaba la España de aquellos tiempos.

No he visto, sin embargo, que a nadie se le ocurriera, después de 1917, ir a buscar fortuna en el "Paraíso comunista ruso", antes, al contrario, fueron muchos los que de aquel país se fugaron literalmente hacia Alemania, Francia, Italia y demás naciones europeas en las que el capitalismo parece que, contra toda racionalidad progresista, creaba cada vez más riqueza.

Al acabar la segunda Guerra Mundial, muchos españoles, turcos, portugueses etcétera, que eran pobres en sus países, vieron la solución a sus problemas en la búsqueda de trabajo en países tan duramente capitalistas como Suiza o Alemania occidental. Mientras que en la parte oriental de ésta última nación, hubo que poner un espeso muro, no para impedir que acudieran a ella los emigrantes necesitados, sino, al contrario, para evitar quedarse sin sus propias gentes, hartas ya de tanta "felicidad" como les ofrecía la instauración político-social de las progresistas ideas e Engels, Lenin y Marx.

En estos días, he visto por nuestras calles un grupo de cantantes rusos, excelentes por cierto, que pedían limosna al par que interpretaban con mucho y buen gusto canciones de su tierra eslava e inclusos otras muy conocidas del público español, como las napolitanas.

Me llamó mucho la atención el hecho de que estos rusos pobres, buscasen fortuna aquí, pues si bien en su tierra ya no hay comunismo, aunque sí mucha desigualdad, podrían haberse quedado más cerca, en países como Bulgaria o Rumanía, cuyo estilo de vida les es mucho más familiar que el de esta lejana España infestada de capitalismo.

Debe de ser que no hemos comprendido que la verdadera felicidad consiste en considerar "progreso", lo que los tontos consideramos "retroceso".

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