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¡Que vienen los vascos!

Ante el traslado de trabajadores de Arcelor desde Zumárraga

(Nota previa: Al tiempo que se publica este artículo, aparece otro en Bilbao diciendo lo mismo pero al contrario, que es lo que más les gusta).

ArcelorMittal va a trasladar desde Zumárraga unos doscientos empleados, para incorporarlos a las plantas asturianas; si se confirma la noticia, será la segunda vez, ya ocurrió lo mismo hace años, cuando cerró Altos Hornos de Vizcaya.

Los vascos y los asturianos nos llevamos bien, los mejores chistes de vascos me los contaron algunos amigos de esa nacionalidad, quiero decir, autonomía. Somos parecidos, en lo grandones, ellos más, en comer y beber, echar un cantarín, y les vale cualquier disculpa para levantar bien alta la patita en sus ceremonias religioso-folclóricas, aquí somos algo irreverentes. También cuenta que ellos son muy suyos y nosotros no somos tan nuestros.

A nadie le gusta dejar forzosamente su casa, su entorno, su familia, para continuar con su vida en otro lugar, en otro ambiente... Recuerdo lo que me dijo uno de aquellos trasladados, después de llevar unos años aquí: "Veníamos acojonados, no sabíamos cómo nos ibais a recibir", porque en Asturias había gente esperando un puesto en Ensidesa y ellos entraron con todos los derechos. Además, aquí había trabajadores en vías de promoción que perdieron la oportunidad de ascender porque llegaron los vascos con unas categorías que había que respetar.

Ciertamente, algunas de esas circunstancias levantaron ampollas, pero no llegó la sangre al río. Como me dijo ese amigo, "si hubiese sido al contrario y doscientos de vosotros hubierais tenido que ir trasladados para nuestra tierra, no puedo asegurar que os hubiésemos recibido tan amistosamente".

Por otra parte, Altos Hornos de Vizcaya, ascendió "generosamente" a un buen puñado de sus empleados antes de proceder a su traslado y se comprobó que les quedaba grande el traje de su recién estrenada categoría al ocupar su puesto en Ensidesa. Algunos hasta hicieron buen negocio con el traslado: vendieron su piso en Bilbao a buen precio, el nivel de vida siempre fue más alto allí que aquí, y compraron en Gijón o Avilés una vivienda mejor por menos dinero, además de aprovechar la compensación económica que la empresa les daba por el cambio de residencia.

Altos Hornos de Vizcaya y Ensidesa mantuvieron una rivalidad estúpida que resultó muy cara para el conjunto de los españoles. La empresa vasca siempre llevó el estandarte de ser "privada, competía en el mercado corriendo riesgos", mientras que Ensidesa era la empresa "del Régimen y recibía dinero a espuertas". Eso era lo que decían los titulares de prensa a nivel nacional, no se explicaba que cuando Ensidesa pedía una instalación nueva o la remodelación de otra, el trámite llevaba años, cosa que Altos Hornos, merced a la influencia de la patronal vasca y otros estamentos, tenía un servicio urgente de tramitación a su disposición; tampoco se decía que en el mercado nacional la empresa vasca tenía preferencia, mientras Ensidesa tenía que batirse con las extranjeras para poder exportar.

Altos Hornos de Vizcaya tenía que haber cerrado mucho antes, por antieconómica; al crecer Bilbao, las instalaciones, separadas por kilómetros, estaban rodeadas de casas, el transporte de mercancías entre los talleres era complicado y carísimo, pero el Gobierno central no se atrevió con "el buque insignia de la industria vasca". Sus últimos años fueron agónicos, Ensidesa pagó muchas facturas para apuntalar Altos Hornos, hasta que tuvieron que rendirse a la evidencia y a la Unión Europea que no tragaba aquella duplicidad de instalaciones haciéndose la competencia dentro de un mismo país a costa del dinero público. En Asturias ya había ocurrido algo similar con las viejas siderúrgicas asturianas, que hubo que desguazar.

Los propios vascos agradecieron el cierre de su chatarrería, por mucho buque insignia que fuera, porque entró el sol en Bilbao al eliminar la boina de contaminación; como en Avilés, cuando cerró la cabecera de la siderurgia, pero mucho más. La capital vasca cambió el humo y el polvo por una economía basada en empresas limpias, en turismo, el Guggenheim, etc., además de la famosa Acería Compacta, con la que vuelven algunos problemas viejos: siempre fue una instalación deficitaria, pero había que dejar al Gobierno Vasco algo de fierro, el chiquillo quería un juguete; esa acería consume básicamente chatarra y electricidad, que llevan décadas a unos precios prohibitivos, y la calidad del acero que produce no es suficiente para obtener productos de alto valor añadido. Cuanto más produce, más pierde; y Mittal, el dueño, no es del PNV.

Si vienen los vascos, que vengan, se integrarán perfectamente entre nosotros a poco que quieran; los asturianos, que llevamos siglos emigrando, a ver con qué cara vamos a ponernos exquisitos para impedir que otros emigren aquí.

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