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Los comienzos

El inicio de un mes de junio cargado de acontecimientos electorales y deportivos

Al principio de esta semana se vio la luna nueva. "Bism Ilah, ir-rahmán, ir-rahim". Con esta frase, transliterada del árabe, los musulmanes comienzan cualquier acto de la vida y viene a traducirse, más o menos, como: "En el nombre de Dios, el clemente, el misericordioso". Se supone que así saludaron todos los fieles del islam el inicio de la semana, aunque en esto hay alguna controversia. El rigor de los salafistas saudíes había anunciado que el Ramadán comenzaba el lunes, pero llegó el comandante de los creyentes y mandó a parar. El cid Mohamed ben Hasán ben Mohamed ben Yosef al Alauí, que es el rey de Marruecos, dijo que del lunes, nada, que el Ramadán comenzaba el martes. No cabe duda de que en esto hay que estar a favor del marroquí, que por algo es mismamente descendiente de Mahoma por parte de su hija Fátima y, ¡oiga!, que no es moco de pavo eso de surgir de unos óvulos bien que bendecidos desde el momento de la concepción. Ni comparación con la mierda de unos beduinos de Arabia, como son los de la familia saudí, que no tiene la más mínima parentela con Mahoma, con su familia, con su clan, ni con su tribu. Petróleo, eso es la único que tienen, que no es poco, pero nobleza de sangre musulmana, ninguna. ¡Será por perras!

Así que el Ramadán bendito y noble comenzó el martes con su ayuno y el que lo haya iniciado el lunes, peor para él, que tuvo un día menos para comer, beber, fumar y fornicar durante las larguísimas horas diurnas de este junio tan proclive a los comienzos.

Entramos en ello, amigo lector y amiga lectora, que hay que ser políticamente correcto y "politicamenta" correcta, como era el ya olvidado lehendakari Ibarreche con sus vascos y sus vascas. Ha comenzado también en esta semana la campaña electoral. "¡Ya viene el cortejo! / ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines, / la espada se anuncia con claro reflejo; / ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines". Cien años hace que falleció el insigne poeta Rubén Darío, que nos dejó su "Marcha triunfal" entre otros escritos y del que pocos se acuerdan, a pesar de ser algo niño prodigio pues, según cuenta en su autobiografía, "a los tres años sabía leer, según se me ha contado". Viene el cortejo de los cuatro paladines, con cansinos clarines y la espada que anuncia el claro reflejo del fajazo al oro que manda la Europa de hierro. Se ha puesto en marcha el yo le doy, el yo le ofrezco. Permanencia, cambio, recambio y adelantamiento, que decir eso de "sorpasso" es de un cursi que se le ponen a uno los pelos de punta, da grima y espeluzna. Qué le vamos a hacer, se ha iniciado el cortejo electoral y en esto no hay ayuno, que ya quisiéramos que hubiera un ramadán político en el que se prohibiera, desde que sale el sol hasta el ocaso, la propaganda electoral y hasta la sola presencia de los caretos de los cuatro mosqueteros en los periódicos, en las radios y en las teles.

Menos mal que en esta semana de tantos principios ha comenzado también la Copa de Europa de fútbol, con el morbo añadido de andar en un hay por si asistiremos a alguna pequeña matanza de infieles que provoque algún que otro ansioso por disfrutar anticipadamente de las setenta huríes que le correspondan en los jardines del Paraíso, al grito suicida de "Alahu ákbar", que es difícil de traducir, porque no es un superlativo, sino un comparativo de superioridad, o sea, que vendría a ser como "Dios es más grande". Por si las moscas está todo preparado y como aquella vieja canción francesa dice: "Quand un gendarme rit / dans la gendarmerie / tous les gandarmes rient / dans la gandarmerie", Cuando un gendarme ríe en la gendarmería, todos los gendarmes ríen en la gendarmería. "C'est la grandeur de la France", aunque esté en huelga, dirigida por un tal Martínez contra un socialista llamado Manuel Valls. ¡Quién lo iba a decir!

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