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Crítica / Cine

Sobre el olvido

El cineasta portugués Joaquim Pinto y su lucha contra el sida

Dato: el sida sigue creciendo en España. Lo hace a un ritmo de diez nuevos infectados diarios.

Quizás a ustedes, como a mí en su momento, les haya llamado la atención esta cifra. Tengo la creencia, quizás equivocada, de que en esta sociedad, en la que sólo importa el "ahora", tendemos a considerar las enfermedades, como tantas otras cosas, productos pasajeros de una moda efímera. Ayer las noticias sobre el ébola copaban las portadas de los diarios, hoy lo hace el virus Zika y allí, muy lejos, en algún momento del Pleistoceno Medio, el VIH era el centro de todas las conversaciones. Contra esta tendencia al olvido, como un acto final de resistencia, es como Joaquim Pinto (director de cine, productor, ingeniero de sonido de autores tan destacados como Manoel de Oliveira, Alain Tanner o Joao Cesar Monteiro) construye su filmación. Pinto se niega a desaparecer, a convertirse en una nota al margen, a que sigamos pensando que el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida es una reliquia de un pasado ya superado y, por eso, "E agora? Lembra-me" no es sólo una película, también es un grito de afirmación, un desesperado "seguimos existiendo".

El cineasta portugués no omite, en las casi tres horas que dura su confesión frente a la cámara, ninguno de los procesos por los que debe pasar un afectado del síndrome. Como si fuera un diario filmado, encontramos en su película temblorosas anotaciones grabadas en madrugadas insomnes, viejas fotos, textos manuscritos, manchas de tinta. Recuerdos y presente mezclados: los efectos secundarios de los antirretrovirales, los viajes entre Lisboa y Madrid para recibir el tratamiento, memorias en blanco y negro de la Revolución de los Claveles o de las filmotecas de Nueva York, las mañanas en la finca de las Azores, el futuro por supuesto incierto, dibujado con trazos de incertidumbre. Pueden cambiar los recuerdos puntuales pero el tema de fondo seguirá siendo el mismo, sea quien sea el paciente: la duda, el dolor, la soledad y sobre todo el amor, el amor como única vacuna contra la enfermedad. Es en esta sinceridad, en su serena decisión de no pasar nada por alto, donde reside la clave para desentrañar el film portugués. Si ustedes pueden acompañar a Joaquim, a su pareja Nuno, a su amiga Jo en este dulce y amargo viaje quizás no sigan archivando las enfermedades como ajados libros en una vieja estantería.

Títulos de crédito finales: un camión cargado de cerdos va camino del matadero. Recuerden la cifra: diez nuevos casos, cada día.

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