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Diario de a bordo

La relación del Avilés medieval con la presencia judía

Un repaso por la documentación sobre la vinculación de este colectivo con la ciudad

Un dato a tener en cuenta sobre la posibilidad de la existencia de población judía en Avilés es conocer la situación, en relación con este tema, de aquellos lugares con los que la villa mantiene relaciones.

En relación al tráfico marítimo de Avilés con Francia podemos afirmar que, especialmente a partir del siglo XIII, mantiene un comercio muy activo con su costa atlántica, especialmente con La Rochelle, pero también con otros puertos como Niort, Saint Jean d'Angély o Guerande, en Bretaña. Pues bien, en estas ciudades francesas se constata la presencia de grupos de judíos, dedicados prioritariamente al comercio, ya desde al menos este siglo XII. Forman barrios específicos dentro de las villas y están protegidos por los reyes de la dinastía Plantagenet.

Con respecto a Portugal, hay que señalar las excelentes relaciones que Avilés mantiene, como ya se ha dicho, en torno al comercio marítimo de la sal. Pues bien, tanto el primer rey portugués, Alfonso Enríquez, como su hijo y sucesor, Sancho I, contarán con la colaboración de los judíos para la repoblación y la organización del reino, especialmente para la recaudación de impuestos. También acogerán a numerosas familias que huyen de la intransigencia religiosa de Al Ándalus y se establecen en el reino vecino. Como consecuencia de todo lo anterior, durante este período, se producirá en Portugal un aumento progresivo de la población judía. La presencia judía está documentada en lugares con los que Avilés tuvo una especial relación comercial, como Aveiro, Lisboa o Alcaçer do Sal.

En León, la primera referencia documental sobre la presencia judía se produce bajo el reinado de Alfonso V. El fuero de León (1017-1020) estipula que, si un hombre libre poseyera una casa construida en el solar de otro y deseara venderla, el precio han de fijarlo cuatro tasadores, dos cristianos y dos judíos. También aparecen referencias a los judíos en el Concilio de León del año 1020. Posteriormente, presidido por el rey Fernando I y Sancha de León, tiene lugar el Concilio de Coyanza de 1050. En este cónclave se prohíbe a los cristianos morar con judíos y comer con ellos, bajo pena de nueve días de penitencia que, en el caso de reincidencia, se transformarían en un año sin comunión o cien azotes. De todos estos datos podemos inferir que la presencia de los judíos en el reino leonés fue anterior a esas fechas del XI, posiblemente en torno a finales del siglo IX y principios del X. Sin embargo, será en esos momentos de principios del XI cuando la presencia israelita tiene la suficiente importancia para que se haga alusión por escrito a estas poblaciones en las normas anteriormente citadas. En el siglo XI existen, en los documentos, alusiones al "castillo de los judíos", refiriéndose a Puente Castro. Los judíos de Puente Castro desarrollaron un gran comercio económico y social con la ciudad de León. Se dedicaban a la orfebrería, al comercio de mercados y a la elaboración de cueros finos. Poseían prados, tierras de cultivo, viñedos y molinos. En el siglo siguiente, hay también referencias a Sahagún, Astorga, Cea, Mayorga, Burgos, etcétera. Se hace referencia, incluso, a personajes sumamente relevantes como el rabí Abraham de Astorga o, el también rabí Moisés de León. En definitiva, León alberga una población judía estable que conforma sus propios barrios, tanto en la capital como en otras poblaciones, que va creciendo en número en estos siglos alimentada, sin duda, por las incorporaciones de personas que allí se establecen huyendo de las persecuciones en los reinos de Al Ándalus.

En cuanto a Asturias, es casi obligado pensar que, en aquellos tiempos, también tuviese establecida población judía, aunque, posiblemente, se limitaría a colectivos poco numerosos. Las primeras referencias documentales a personas de esta raza las encontramos en el Concilio de Coyanza, que se celebra en la diócesis de Oviedo en el año 1050 y cuyas disposiciones, especialmente las del capítulo VI, hacen referencia a mandatos para toda la diócesis. También debemos hacer mención a una carta de donación, fechada en 1046, en la que Didago Osóriz, hace entrega de una villa en Taranes a Legundia Gundemaris, como ejecutor testamentario de su madre doña María, que aparece referida varias veces en el documento como "conversa". También aparecen algunos testigos con nombres judíos en documentos del siglo IX y X. Pero no será hasta el siglo XIII, en zonas urbanas, en las que aparecen claramente identificados, ocupando lugares importantes como prestamistas, comerciantes, médicos u oficiales regios.

En el siglo XIII encontramos el primer caso con un tal "Mari Xabi", judío que ocupó el cargo de Merino de Oviedo entre los años 1216 y 1225. La más antigua referencia a los judíos de Asturias es una escritura, de compraventa de la mitad de una casa en Oviedo, que se otorga el 21 de septiembre de 1242, y en la que figura como testigo un judío: "Vellidici judío". Esta fecha de 1242 es, evidentemente, un término "post quem", por lo que no es descabellado suponer que la población judía estaba asentada en la ciudad asturiana desde, al menos, un siglo antes. Efectivamente, podemos ver que en el Fuero de Alfonso VII, de 1145, hay una disposición que establece que, en caso de litigio, los vecinos de Oviedo si deseaban denunciarlo deberían de hacerlo "...dea a un hombre de la so mano y seya cristiano de siete años parriba". Esto quiere decir que había en Oviedo población que no era cristiana y que la denuncia debía de hacerse a un cristiano que hiciese más de siete años que lo era, es decir, a un converso de, al menos, siete años de antigüedad. A partir de aquí hay ya numerosas alusiones documentales; una de ellas puede servirnos para hacernos idea de la importancia de la comunidad judía ovetense en el siglo XIII. Nos referimos a las Ordenanzas de Oviedo de 1274, en las que se establece un barrio específico en el que debían de habitar los judíos, "el barrio de Socastiello".

Además de documentos referidos a la población judía en Oviedo, en siglos posteriores también hay datos que atestiguan la presencia judía en lugares, como Villaviciosa, con ejemplos como el testamento de Teresa Perez, del año 1403-1414, del Archivo de la Casa de Peón: "...Devo a Don Yuçaf veynte e çinco mrs. Per unos sarcellos dorados, en que ha onza e media... Me debe el judio hun cabeçal, pero que lli devo ninguna cosa... Me debe Don Yuçaf dos sarcellos dorados per qui lli devo veinte a tres mrs." Pero también en Luarca o Cangas del Narcea tenemos documentación que acredita esa presencia judía. Es lógico pensar que, con en todos esos lugares con los que Avilés se relaciona, en otras villas de Asturias, con una intensa actividad comercial y cartas de privilegio o concesiones de mercados, como es nuestro caso, se albergase también población judía durante el Medievo.

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