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Doctor en Ciencias Políticas y Sociología

Después del "Brexit", ¿qué?

Los orígenes de la Unión Europea y el referéndum separatista británico

Inglaterra siempre se mantuvo al margen de cualquier iniciativa que tendiera a fortalecer una Europa en la que no existiera un equilibrio de poder, de forma que ninguna nación fuera más poderosa que ella. Su política exterior era "El espléndido aislamiento" y, para ella, Europa era simplemente "El Continente".

Pero cuando entro en la Unión Europea, quizás porque creyó ser lo más conveniente para su expansión comercial, lo hizo solamente a medias, no integrándose por completo, sino aceptando tratados que la favorecieran y la obligaran con los demás estados a lo menos posible.

Ni aceptó la moneda única, ni renunció a sus prebendas con los Estados Unidos y con las naciones que habían formado parte de su Imperio (La Commonwealth), formando parte solo parcialmente de la UE, por lo que no es de extrañar que ahora haya decidido salirse de ella.

Sin embargo, la opinión de los ingleses ante el resultado del referéndum separatista parece que empieza a tener fisuras de honda preocupación y siguen (al menos en un prácticamente 50%) queriendo estar en el ventajoso medio término que tuvieron hasta ahora.

Por eso, será bueno que hagamos un repaso al nacimiento de la Unión Europea y a la nula participación que en ella tuvo la Gran Bretaña.

La Unión Europea, tal como hoy ha sido formada, y con muy parecidos (casi exactos) condicionamientos, fue la fecunda idea de un hombre hoy olvidado por casi todo el mundo: el conde Richard Nikolaus Coudenhove-Kalergi, quien el año 1923 publicó un libro que contiene toda su teoría política y cuyo título es "Paneuropa".

Al final de la Primera Guerra Mundial, ya firmada la Paz de Versalles, fueron muchos los intelectuales y personajes influyentes que advirtieron que la humillación que aquella suponía para Alemania no traería la paz a Europa, sino que se establecería un simple compás de espera hasta una nueva conflagración. Entre ellos cabe citar por su clarividencia a Ortega y Gasset, pero quien de verdad aportó la que andando el tiempo sería la verdadera solución del problema fue Coudenhove-Kalergi.

En 1926, el movimiento nacido de su citada obra "Paneuropa", organiza en Viena un primer congreso al que asisten algunas personalidades europeas interesadas por la teoría desarrollada por Kalergi, entre ellas estaba Aristide Briand, quien sería primer ministro en Francia en 1929, y en calidad de tal y recogiendo la idea paneuropeísta, pronunciará un célebre discurso el 5 de septiembre de 1929 en la Sociedad de Naciones, proponiendo ya la creación de una federación europea, haciendo hincapié en el hecho de que entre los diversos pueblos europeos debería existir un vínculo federativo que eliminase de raíz las competencias económicas y militares, posibilitando la discusión ordenada de los diversos intereses en beneficio de la paz y del entendimiento común, dando prioridad a la unidad política y eliminando los insensatos nacionalismos esterilizadores del progreso de Europa.

Este proyecto, evidentemente, es un antecedente claro del posterior Tratado de Roma, y el alma de todo él eran, sin duda, las ideas de Kalergi, quien ya había expuesto, por ejemplo, que tendría que haber un entendimiento inicial y profundo entre Francia y Alemania, como base de todo el proyecto "juntando el carbón francés con el mineral alemán". A él se debe, pues, la propuesta del primer proyecto de la Unión Europea, tal como posteriormente fue fundada y hoy la poseemos.

Al grupo fundacional pertenecieron Aristide Briand y Gustav Strassemann, líderes políticos que tuvieron las riendas de Francia y Alemania, respectivamente, en la preguerra. Pero también participaron como miembros de la Unión Paneuropea grandes políticos posteriores al conflicto: el futuro canciller alemán Konrad Adenauer, el futuro primer ministro italiano Alcide de Gaspari, el general De Gaulle, líder de la resistencia francesa y posteriormente presidente de la IV y de la V República; Paul Henri Spaak, primer ministro belga, etcétera.

Coudenhove-Kalergi era hijo de un diplomático austriaco y de una japonesa, y había nacido en el país de su madre, a pesar de que pronto se trasladó al castillo familiar de Bohemia. Estudió en los más prestigiosos colegios del Imperio austro-húngaro. Cursó estudios de Filosofía y Letras, alcanzando el doctorado en 1917. Al acabar la I Guerra Mundial adoptó la nacionalidad checa. A partir de ese momento empieza a escribir artículos de carácter político y a intentar dar un futuro a Europa, culminándolos con su citado libro "Paneuropa", publicado en 1923, cuando tenía solo 28 años.

En esta obra Coudenhove-Kalergi escribió esta frase afortunada y visionaria que inspiraría, como arriba decíamos, a Ortega y Gasset: "Europa como concepto político no existe. Esta parte del mundo engloba a pueblos y estados que están instalados en el caos, en un barril de pólvora de conflictos internacionales, y en un campo abonado de conflictos futuros. Esta es la "cuestión europea": el odio mutuo de los europeos que envenena la atmósfera. (...) La "cuestión europea" será resuelta sólo mediante la unión de los pueblos de Europa. (...) El mayor obstáculo a la realización de los Estados Unidos de Europa son los mil años de rivalidad entre las dos naciones más populosas de Pan-Europa: Alemania y Francia...".

En esta obra será el primero en auspiciar la necesaria colaboración entre Francia y Alemania en materia siderúrgica, "juntando el carbón francés con el mineral alemán", tesis que cristalizará treinta años después en la constitución de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero.

Los considerados como padres fundadores de la UE reconocerán su tributo hacia Coudenhove-Kalergi. Será también él quien proponga como himno de Europa el "Himno a la alegría" de Schiller, con música de la "Novena sinfonía" de Beethoven. Asimismo, propondrá la celebración del "Día de Europa" en mayo.

Pero la idea europea progresará muy lentamente, especialmente a partir de que el nacionalsocialismo alemán ocupe el poder en 1933. Cuando se produce la anexión de Austria al Reich, en 1938, el conde Coudenhove-Kalergi se trasladará a Suiza y más tarde a EE UU, donde vivirá el drama de la Segunda Guerra Mundial. De regreso a Suiza en 1945, al concluir el conflicto, seguirá adelante con sus iniciativas europeístas. En 1947 propondrá la creación de un sello de correos europeo, y al año siguiente impulsará en Gstaad la fundación de la Unión Parlamentaria que desembocará en el Congreso de Europa de La Haya en 1948. Este encuentro es particularmente importante, porque desembocará en la creación del Consejo de Europa y del Parlamento europeo, instituciones hoy suficientemente conocidas por todos. En 1950 se le concede el Premio Carlomagno.

A pesar de que, en buena medida, Coudenhove-Kalergi logró hacer arrancar la idea europea y el que la mayoría de fundadores de la CEE fueran miembros de la Unión Paneuropea, en los últimos años y en varias ocasiones demostró su disgusto por la deriva tecnocrática y excesivamente economicista a la que se encaminaba lo esencial de los esfuerzos europeístas. Sus palabras fueron definitivas: "Europa se está queriendo crear en las Cancillerías, pero no en el corazón de los Europeos"

En aquella época. El 27 de julio de 1972 moría tras haber designado a Otto de Habsburgo como su sucesor al frente de la Unión Paneuropea.

Paneuropa continúa existiendo, pero nadie hable de ella ni de su fundador, cuya lucidez fue extraordinaria y sería bueno que se retomaran sus ideales y su altruismo, para construir definitivamente una Europa Unida de verdad, aunque parece, desgraciadamente, que la errática política de la Europa de los Mercaderes, va por caminos muy distintos.

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