La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Basta de cambalaches

Son necesarias convocatorias ciudadanas para exigir un gobierno estable

Estamos al borde del disparate y con pocas esperanzas de que sean oídas las recomendaciones de los salvadores de la patria, procedentes de los mejores tiempos del quehacer político. Ni jarrones chinos ni ánforas etruscas. Todos han sido relegados al trastero y solamente algunos jubilados que estuvieron alguna vez en Rodiezno y tuvieron entradas de cortesía en el último Congreso del PSOE han alzado atipladas voces de seria advertencia.

Pedro Sánchez, un "parvenu" en un partido con más de cien años se hace el sordo a los razonamientos de Felipe González, Alfonso Guerra, Leguina, Corcuera, Borrell, Bono, Susana Díaz, Javier Fernández, Page, Vara y otros más y aunque recurra a la ambigüedad dialéctica es más que palpable que ha puesto en marcha la peor opción para desbloquear el laberinto político. Ha vuelto a repetir sus argumentos contradictorios para finalmente dar un portazo que conduciría a las terceras elecciones generales, embarcando a España en el riesgo de autoliquidación progresiva, desarmada, sin presupuestos, sin capacidad de reacción ante Bruselas y las negociaciones del Brexit. Y todo ello en un entorno que devorará en meses los escasos resultados positivos acumulados en los últimos ejercicios.

Hay que tener una epidermis de rinoceronte para no ser sensible a todos los calificativos que en estas semanas se están prodigando al actual Secretario General del PSOE. Algunos de ellos sobrepasan los límites de la controversia política, pero el resto se pueden entender dentro del grado de crispación que la tozudez e incoherencia del líder socialista, anteponiendo sus afanes personales a los intereses generales del país.

A estas alturas ya no caben engaños. Los españoles están hartos de verdad de tanto postureo y tactismo ignorando el resultado de las urnas.

El PP, según palabras de Mariano Rajoy, está dispuesto a rebajar su programa y ha fijado unos puntos abiertos a la negociación , educación, laboral, financiación autonómica y gasto social, que merecen ser debatidos para llegar al equilibrio y una razonable estabilidad.

Albert Rivera sigue mareando la perdiz y sacando petróleo de su papel secundario, aún a costa de caer en la contradicción más evidente: primero votará no y después sí en el trámite de investidura, y todo sin explicar las razones del cambio.

Las semanas que faltan para un 3 de Agosto elegido como referencia se anuncian como crípticas, sin luz ni taquígrafos, para intentar componendas de última hora. Pero con los hechos conocidos, el escenario no es nada propicio para un resultado aceptable. Si se mantienen los vetos y fracasa la investidura, Rajoy pondrá en marcha las terceras elecciones a celebrar el 27 de Noviembre y a esperar un nuevo juicio de los españoles que algunos apuntan como muy negativo para el PSOE y C's, pero en definitiva la peor solución para España.

Una plataforma cívica sugería que al igual que los ciudadanos se manifiestan ante los ayuntamientos cuando se produce un crimen de género o por la mala calidad de servicios, sería muy positivo que en los próximos días hubiese una convocatoria a nivel nacional para concentrarse exigiendo un gobierno estable y proclamando un "basta ya" y el repudio del "no".

Compartir el artículo

stats