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Vita brevis

La toma de la Bastilla

El 14 de abril y los pasteles de la reina María Antonieta

En aquel verano de 1789 andaban los parisinos algo levantiscos por la carestía de alimentos y su alto precio. Cuenta la historia apócrifa que la reina María Antonieta preguntó a sus damas la razón de aquella revuelta y que alguna de ellas le respondió: "Majestad, es que no tienen pan para comer". La reina se extrañó enormemente y, retocándose su empolvada peluca, ofreció lo que para ella era una solución sencilla y evidente: "¡Uy, pues que coman pasteles!".

Aunque esta anécdota sea falsa, ilustra con bastante fidelidad la inopia en la que vivían los monarcas franceses de aquellos tiempos. No se imaginaban ni por asomo que aquello era el principio de la Revolución francesa, que pondría fin al Antiguo Régimen. A la postre también acabaría con las vidas de los reyes, cuyas cabezas rodaron por el suelo seccionadas por la expeditiva cuchilla del eficaz ingenio de la guillotina, tan igualitaria, que hace que todos mueran de la misma forma, y tan humanitaria, que hace que todo se acabe en un visto y no visto. Quién les iba a decir que el lugar donde fueron decapitados Luis XVI y María Antonieta se conoce hoy como la plaza de la Concordia. Ironías de la vida.

A primera hora de la mañana del día 15 de abril, el rey Luis XVI preguntó al duque de Rochefoucauld si lo que había sucedido el día antes era una rebelión, a lo que este respondió: "No, sire, es una revolución". Es que el día antes las turbas habían asaltado Los Inválidos y, con las armas que allí consiguieron, tomaron la Bastilla de San Antonio, que era una fortaleza que se levantaba en medio de París y que servía de prisión desde la época del Cardenal Richelieu, el malo de la novela de Alejandro Dumas "Los tres mosqueteros", que al final serían cuatro contando a D'Artagnan. Uno para todos, todos para uno.

La toma de la Bastilla se considera el acto simbólico con que se inició la Revolución francesa. Por eso el 14 de julio es un día festivo en Francia, en el que se celebran los valores constituyentes republicanos, resumidos en el lema "liberté, égalité, fraternité", pero también en el laicismo y en la unidad e indivisibilidad de la "Republique". Estos principios, firmes e inamovibles, sustentan desde entonces a la "patrie", o sea, a la Francia europea y a los colonos de los numerosos territorios de su antiguo imperio, que los nativos no contaban a estos fines porque eran salvajes.

Ahora ya no hay imperio francés, que la "grandeur" se acabó con el general De Gaulle. Desde entonces ha sido el imperio el que se ha metido a vivir en Francia, que no hay más que ver su equipo de fútbol. Con lupa hay que buscar para encontrar un blanquito que no rece a Alá. Para ellos no hay valores republicanos, sino el Corán, cuya azora "La vaca" comienza: "Este es el libro, de guía segura y que no da lugar a ninguna duda para los piadosos".

Hace unos meses un tunecino que vivía en Niza siguió las indicaciones del Corán y parece ser que le arreó unos mamporros a su esposa. Fue detenido a pesar de las explicaciones que debió dar a los gendarmes: "Moro bueno piga a mujera mala, dice Corán; dispués de pigar, mujera bien". Nada, que no respetan la Revelación del Profeta, que Alá le honre y le dé la paz, debió pensar. El fiel musulmán parece que decidió poner remedio al asunto y poner su granito a arena como la azora "El botín" dice: "Combatid contra ellos hasta que dejen de induciros a apostatar y se rinda todo el culto a Alá".

Estando ya la mujer enderezada, el tunecino piadoso dijo para sí: "Cojo camión y, corri, corri, mato muchos infieles; luigo paraíso bueno con jardines y mujeras vírgenes muchas para mí". Que mejor día que el 14 de abril.

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