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Concejal de Somos Avilés

Las gafas de Velarde

Sobre la deriva de los cursos de La Granda

Juan Velarde tiene cara de No-Do. Cuando aparece en la tele me parece estar viendo uno de esos efectos especiales del cine en los que se insertan imágenes de un personaje antiguo en una escena moderna. Lleva cincuenta años con el mismo peinado, el mismo traje oscuro, las mismas gafas de culo de botella y, por supuesto, las mismas ideas.

Velarde consiguió, con la ayuda de sus amigos, montarse un chiringuito en La Granda, en el palacio que el INI construyó para uso y disfrute de Francisco Franco. Un chiringuito que cumple este verano 38 años. Con la apariencia de curso de verano de extensión universitaria, los encuentros de La Granda reúnen cada año a tertulianos televisivos, empresarios, especuladores financieros, políticos, teólogos, estafadores y al clásico progresista despistado para hablar de lo divino y de lo humano ante una reducida audiencia formada básicamente por periodistas y amigos de los ponentes. Juan Velarde los recibe con su clásica indumentaria, aunque bien podría hacerlo en bermudas porque en la práctica el palacio se convierte en su residencia de vacaciones veraniegas.

Hubo un momento en el que los cursos de La Granda tuvieron apariencia académica. De ello se encargaron los medios de comunicación, la Universidad de Oviedo y las entidades públicas que, como el Ayuntamiento de Avilés, los apoyaron y financiaron. En 2012, el año que Rodrigo Rato inauguraba los cursos de La Granda, el Ayuntamiento avilesino todavía los subvencionaba. Hoy, ni Velarde habla de Rato, ni el equipo de gobierno de Avilés habla de La Granda. Las entidades públicas se retiraron porque ya era difícil justificar una subvención a un encuentro tan descaradamente exclusivo, y escorado al neoliberalismo y el conservadurismo moral. Ahora, libres de pleitesías a financiadores públicos, ya no necesitan guardar las apariencias. Los cursos de La Granda parecen hoy dirigirse sin complejos hacia la derecha más cavernícola.

Esta semana, en La Granda se habló de cómo los rojos rusos, chinos y españoles incendiaban iglesias y sometían al martirio a los cristianos y de cómo la gran Cruzada Nacional sirvió para liberar a España de la tiranía marxista. Esta semana vimos escenas del No-Do insertadas en la realidad del siglo XXI.

La figura de Velarde resistió el paso del tiempo porque supo adaptar su pensamiento a cada época. Supo mantener la esencia y hacer los retoques mínimos para no caer en el mal gusto. Desde el falangismo militante al conservadurismo democristiano. Desde la redacción del manual de Bachillerato de Formación de Espíritu Nacional a la Fundación FAES. Desde el premio "1º de octubre" de la Secretaría General del Movimiento Nacional al premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. En el fondo, siempre fiel a sus ideas. Prefiero su estética franquista a la de esos jóvenes hipster de la nueva derecha de polo, gafapasta y barba recortada. Dice el refranero popular que hay que tener más miedo de los vivos que de los muertos, será por eso.

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