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De gente bien nacida

No espero que mucha gante hable bien de mí cuando haya muerto, espero que solo lo hagan aquellos que lo hubieran hecho cuando estaba viva. Pero es algo consustancial a la muerte: el feo se convierte en guapo, el vulgar en elegante y el patán en ingenioso. La muerte cubre con el betún de la amabilidad aquello que por definitivamente perdido ya no necesitamos seguir soportando.

El pasado 7 agosto moría Gustavo Bueno, filósofo venerado por todo el orbe del pensamiento de esta y otras tierras; no seré yo quien discuta su capacidad filosófica y académica, que escribientes tiene este reino que lo hagan, pero sí quiero decir que lamento la pérdida de un pensador, se esté o no de acuerdo con él, que siempre conseguía llevar a la sociedad al punto de la controversia, como seguramente él pretendía, sobre temas que a nadie dejaban indiferente.

Pero lo inevitable llegó y con ello la desilusión de los que lo creíamos de esta tierra; aquí vivió y alimentó gran parte de su pensamiento y quiero creer que algo tendríamos que le llevó a compartir su vida con nosotros por más de 50 años. Pero aún no habían recibido sepultura sus restos (por cierto, tampoco en Asturias) que sus descendientes, seguramente con su aprobación, ya comunicaban que su legado intelectual sería trasladado a Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), tierra que le vio nacer. Fue una bofetada para todos que no pudimos evitar sentir, incluso para aquellos que se sentían allegados a él personal, intelectualmente o académicamente hablando.

No era el momento oportuno, pero quisieron darse prisa en aclararlo no fuera que sus bienintencionados amigos de Asturias quisieran empezar a buscarle emplazamiento a su legado cultural, que estoy segura no hubiera sido el mismo si hubiera vivido en otro lugar y compartido su vida con otras gentes, por tanto creo hay algo de nosotros en él.

Lo correcto, creo yo, hubiera sido repartir esa herencia entre las dos tierras , la que le vio nacer y la que le vio vivir y morir, pero cierto es que aquí solo estuvo de paso y no merecemos gratitud por la estancia compartida. Pues eso, de gente bien nacida?

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