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Diario de a bordo

Las huellas de Sefarad

Judíos y conversos en Cangas del Narcea

La fecha en la que los primeros judíos y conversos se asientan en Asturias es difícil de precisar. Siguiendo a Uría Riu, no es de creer que en los tiempos de la monarquía asturiana se hayan asentado judíos en el territorio que corresponde a la actual provincia de Oviedo, ya que los primeros reyes asturianos representaban al partido visigodo antivitizano, por lo tanto antisemita y, por otra parte, la corte rudimentaria de Oviedo organizada por sus sucesores, no debió brindar aliciente alguno al establecimiento de los judíos en el territorio que dominaban al Norte de la cordillera cantábrica.

Va a ser en tiempos de Alfonso V, con la Corte desde hacía un siglo establecida en León, cuando aparecen las primeras referencias documentales relativas a la existencia de judíos en este territorio cristiano. La primera se produce en El fuero de León (1017-1020). También aparecen referencias a los judíos en el Concilio de León del año 1020 y, nuevamente, en el Concilio de Coyanza del año 1050. Es lógico suponer que si en esos momentos la población semita tiene la suficiente importancia para que sea aludida en las normas citadas, ya desde tiempo anterior debería estar asentada en León, con lo cual, estaríamos remontándonos a principios del siglo X. También parece lógico deducir que sería desde el territorio leonés desde donde se produciría el paso de familias judías hacia el territorio asturiano.

Que las montañas de Asturias, así como los recónditos valles que entre ellas se configuran, fueran refugio de judíos y conversos es algo que ofrece pocas dudas. Otra cosas es documentar el número de personas o familias que buscaron refugio en estos apartados lugares que, en todo caso y por las noticias que tenemos, no parece que fueran nunca muy abundantes.

Un ejemplo de esta presencia judía y conversa en las montañas de Asturias lo encontramos en "La Historia de Martín Gutiérrez", personaje que pertenece a un linaje de judeo-conversos del Reino de León que posteriormente se trasladan a Almagro, en el siglo XIV, al amparo de los caballeros de la Orden de Calatrava. En esa obra podemos ver como se asegura que la familia Gutiérrez procedía de las "montañas de Asturias". En la misma línea está la historia del erudito literato Rafael Cansinos Assens, nacido en Sevilla en 1882 y muerto en Madrid en 1964. Rafael habría encontrado evidencias, tras rastrear el origen de su apellido "Cansinos" de que, el mismo, procedía de la herencia conversa de la rama paterna de su familia, y había sido adoptado del topónimo Cansinos, un pueblo de Teverga donde su familia estuvo asentada, hasta su desplazamiento a Sevilla a finales de la Edad Media.

Ya hemos hecho alusión a la presencia judía en Oviedo en otros artículos, en donde también mencionábamos esta presencia semita en otros territorios asturianos, siendo uno de ellos la villa de Cangas de Narcea y las montañas y valles de sus alrededores. Relacionado con Cangas está el de las brañas vaqueiras circundantes. Dejar claro que no afirmamos que los vaqueiros sean judíos, sino que entre ellos pudieron refugiarse en momentos determinados, familias de judíos o conversos, que alimentaron esa leyenda de la procedencia semita de este colectivo. Así, el lavianés Mariano Menéndez Valdés, por ejemplo, en su obra "Historia crítico-filosófica de la Monarquía asturiana", plantea como posible origen de los vaqueiros un "agrupamiento de judíos semiconversos de las que tanto abundaban por aquellos siglos en Asturias." Caso paradigmático de la integración de conversos sefardíes en brañas vaqueiras y que, por tanto, certifica la existencia de esa presencia judía, es el caso de los Lorences, estirpe a la que pertenece Paulino Lorences, actual portavoz del Festival Vaqueiro y la Vaqueirada. Los Lorences provienen, en palabras del propio Paulino, de una familia sefardí de Palencia, asentada en la zona de Somiedo desde hace siglos.

Encontramos en la documentación relaciones entre los vaqueiros, su actividad arriera y la presencia judía en Cangas del Narcea. Así tenemos el relato de Ángel Ardura, que nos cuenta, también en relación a los vaqueiros, cómo algunas brañas del concejo de Tineo eran atravesadas. camino de Luarca, por reatas de muleros vaqueiros que transportaban el vino de Cangas y León y retornaban con maíz o sal. Por otra parte, en las investigaciones del que fuera cronista de Cangas, Mario Gómez, que publicó en 1925 en el libro "Los siglos de Cangas", se cita un documento del siglo XV (año 1399) del archivo de Corias, hoy en el Archivo Nacional: "Una escritura de foro que hizo el monasterio a Abrahám Camañón, judío honrado de la pobla de Luarca, de unos terrenos en Vega de Cangas para enterramiento suyo y de sus hijos y descendientes y todos los demás judíos y judíos moradores de dicha pobla de Cangas que son y que en adelante fueren". Mario Gómez plantea que estos judíos eran "judíos alpujarreños", es decir, judíos vaqueiros. En ese documento se constata la presencia judía en Cangas, concretamente en la zona de Vega.

Ya hemos visto también la relación de la presencia judía en lo referente a la implantación del cultivo de la vid y también de la comercialización del vino; el caso de los judíos de Ribadavia, en Orense, y su relación con el vino de ribeiro es paradigmático. También hemos escrito sobre la relación de la presencia conversa y el culto a San Cristóbal en determinados lugares. Pues bien, al igual que en Avilés, existe en el territorio de Cangas del Narcea, una parroquia denominada San Cristóbal de Entreviñas. Cabe señalar que a ella pertenecen varios pueblos que, asimismo, llevan el sobrenombre de Entreviñas, como son la Braña, Robledo, Villanueva o Rañeces. En la zona de Cangas, según Ignacio Ruiz de la Peña, tenemos constatada la presencia judía en época medieval, al igual que del cultivo de la vid, y es curiosa la coincidencia del topónimo San Cristóbal de Entreviñas de esta parroquia con la avilesina y con la zamorana del mismo nombre, posiblemente relacionada con la presencia judía y conversa, con el laboreo de la vid y con la comercialización del vino.

Ya por último, apuntar el caso de Gillón, pueblo que está asentado en la periferia canguesa, en una zona montañosa aislada y muy cercana ya las comarcas leonesas. En la toponimia de la zona, tanto en el propio Gillón como en las aldeas vecinas de Gedrez, Vidal o Jalón, encontramos abundantes rastros hebraicos, lo que puede indicar que estos pueblos hayan sido fundados o habitados por judíos que se refugiaron en estos territorios huyendo de las persecuciones de finales del siglo XIV y del XV, y que posiblemente procedían de la propia puebla de Cangas, de Oviedo, o de otros lugares de Asturias, como por ejemplo Avilés. Recientes estudios genéticos realizados en la comarca han mostrado una fuerte presencia del haplogrupo J1, que es originario de Palestina. Los vecinos de Gillón, tienen la costumbre de identificar las casas con placas marmóreas que indican el propietario y el pueblo. Desde luego no lo hacen para los que viven en ellas, ni tampoco para los vecinos del pueblo, puesto que todos se conocen perfectamente. Quizás tenga que ver, aventuro, con la vieja costumbre hebrea dimanada de lo escrito en la Biblia. (Éxodo 12:13; Esdras, libro I, 2:59 y Deuteronomio 11:18-20), y estas placas sean la sustitución, consciente o inconsciente, de la Mezuzá.

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