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Ventanal

Los retos de la XII Legislatura

Dentro de España, el Gobierno de Rajoy tiene pinta de interino; en el exterior, es sinónimo de capacidad de resistencia política

El mensaje del Rey, Felipe VI, en la apertura de la XII Legislatura mereció el largo aplauso de la mayoría del hemiciclo, diputados, senadores e invitados. También fue evidente el atronador silencio de cien parlamentarios que quisieron escenificar su rechazo global al sistema, a la monarquía incluida, en un revoltijo de rupturistas de extrema izquierda con la compañía de los independentistas y del PNV, que sigue sin aceptar la Constitución pero aprovechándose de ella.

El discurso bien estructurado en tres referencias principales: servicio a los ciudadanos, defensa de la democracia y de España, ha sido interpretado como una seria admonición y recordatorio a los representantes democráticamente elegidos de que su función es servir a los ciudadanos en el interés general, incluyendo la recuperación del prestigio de las instituciones, la dignificación de la vida pública.

El Rey, de forma reiterada, aludió a la necesidad de concertar soluciones mediante diálogos y acuerdos, recordando, con intencionalidad manifiesta, que España es una gran nación y la exigencia de respetar la ley y las decisiones de los tribunales como garantía de la democracia.

Con tales mensajes que buscaban propiciar la difícil gobernabilidad y mirando la triste experiencia del caos y negacionismo desde el 20-D, no hay por qué sorprenderse del comentario intimista de muchos parlamentarios haciendo referencia a los temores sobre la marcha de la legislatura que comienza y que ya en iniciales sesiones ha evidenciado su precariedad. Ronda la preocupación por un nuevo fracaso, buscado por los que declaran que la interinidad del Gobierno se mantendrá día a día con una provocación sistemática.

El populismo y la comparsa soberanista han diseñado un escenario de tensiones en diferentes áreas, redes sociales incluidas, frente a las cuales el Gobierno está debilitado sin más compañía que un C's basculante. Frente a la agenda de Rajoy reiterando la oferta de transacción infinita, está la agenda de la confrontación permanente de una oposición que se salta acuerdos optando por una política de gestos y escenografía populista.

Aquí se invoca hasta a la divinidad, como lo hizo ese histriónico político, Miquel Iceta, reclamándola que se llevase a Mariano Rajoy para bien del país, mientras líderes de la categoría de Obama y Angela Merkel celebran el liderazgo de Rajoy, poniéndolo como ejemplo de estabilidad y capacidad de resistencia política. En las convulsiones del momento, en Estados Unidos, Reino Unido, Francia e Italia resaltan los seis años de Mariano Rajoy saliendo adelante en tiempo de crisis y azotado por la corrupción. Golpe a golpe ha hecho camino político frente al aventurerismo y la agitación de las masas. Ocasión habrá de ver cómo supera los retos de la legislatura de ahora.

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