Tras el fallecimiento de Fidel Castro Ruz el pasado 25 de noviembre he leído en medios de comunicación de todo el Estado crónicas y artículos en los que se recogían opiniones como que la muerte de Fidel era "higiénica", suponía "el fin de la dictadura" o que abría el camino a la libertad para el pueblo cubano.

Cuba, esa dictadura que ha sido el único país de América Latina en alcanzar los objetivos de la "educación para todos" de la UNESCO. Cuba, esa dictadura que no tiene desnutrición infantil, que no conoce el analfabetismo, en el que ningún niño o niña duerme en la calle, según UNICEF. Cuba, esa dictadura, cuya tasa de desempleo juvenil es del 6%, con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, donde se ha desarrollado la primera vacuna contra el cáncer del pulmón y, sí, es gratuita.

Cuba, pionera en envío de ayuda humanitaria al extranjero. Cuba, esa dictadura, donde todos los hombres y mujeres, mayores de dieciséis años pueden votar libremente a sus representantes y también ser elegidos, salvo para la Asamblea Nacional Cubana, donde se impone, por ley, un requisito extra: tener 18 años. Y no nos olvidemos, que, todo esto, tras decenas de años de bloqueo económico criminal sobre la pequeña isla del Caribe.

¡Ay República de Cuba! Quienes te entregan, hoy, el epíteto de "dictadura" son los mismos que presionaron a Pedro Sánchez para que no formara un Gobierno en España. Los mismos que prefieren rescatar a las entidades bancarias de este país con dinero público. Los mismos que, mientras cobran cientos de miles de euros en consejos de administración de empresas eléctricas, dejan morir a una anciana tras haberle cortado la luz.

Perdónanos Cuba por cuestionar tu régimen de elecciones libres, sólo porque tu Jefe del Estado no sea electo cada cinco años; no lo juzgaríamos si en vez de apellidarse Castro se apellidase Windsor, Orange o Borbón. ¿Borbón? Sí, esa familia designada por un dictador para ostentar la jefatura del Estado español; tú, Fidel Castro, sin embargo, fuiste designado Jefe de Estado, por haber derrocado a otro.

El Ministerio de la Verdad, la máquina propagandística está funcionando en España, esa España del 57% de paro juvenil, esa España donde uno de cada cinco hogares vive bajo el umbral de la pobreza. Esa España, cuarto país, según Unicef, en desigualdad infantil de la UE. Ese país que deja morir a los enfermos de hepatitis C por no ser rentable tratarlos, donde se despide a trabajadoras por estar enfermas. España, ese país que rinde honor a corruptas y criminaliza a héroes.

Cuba, Fidel, conmemorando las palabras del célebre discurso, "la historia os absolverá" porque sois ejemplo para los millones que luchamos por construir un mundo más justo, más noble, más igualitario y libre. Nos lo ponen muy difícil, pero mientras siga habiendo un corazón que sufra con la injusticia, un corazón revolucionario, habrá esperanza porque, como decía Marcos Ana, siempre "vale la pena luchar".