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El lado oscuro del recibo de la luz

La fuerte subida de la electricidad y las explicaciones oficiales

No tenemos escapatoria. Estamos avisados de que el recibo de la luz pegará un subidón en enero que nos dejará temblando. Las compañías eléctricas ya lo han anunciado y el Ministro acaba de explicarlo para evitar infartos. Dice Álvaro Nadal que la luz subirá, en enero, no porque haga frío sino porque no llueve ni hace apenas viento. Parece un chiste, pero está en línea con otras explicaciones que venimos oyendo. Otras como eso de que el Valle de los Caídos no es un monumento de exaltación franquista. Así estamos. También el Tribunal Supremo se apunta a los chistes con la última de sus sentencias. Hace unos días condenó al cantante de "Def con Dos", César Strawberry, por unos tuits, supuestamente ofensivos, cuando podía haberlo condenado por cantar que es un dolor para nuestros oídos, por llevar barba y afeitarse la cabeza o por gastar un sombrero que le sienta como un tiro. Razones, más que de sobra, que fueron relegadas en favor de la razón más chorra. Lo mismo que hace el Ministro, que justifica la subida contándonos la milonga de unas condiciones meteorológicas adversas y el cuento chino de un supuesto mercado libre que está controlado por el oligopolio de cinco empresas eléctricas que se forran tanto si no llueve ni hace viento como si cae el diluvio y sufrimos tres huracanes seguidos. Se forran siempre y más en invierno.

Para entender por qué sube la electricidad en España o por qué su precio es escandalosamente más alto, en relación con otros países de Europa, hay que empezar por conocer los entresijos de un recibo de la luz que no entiende nadie. Como tampoco entiende nadie que estemos pagando, y seguiremos haciéndolo durante 25 años, los 30.000 millones que Rodrigo Rato permitió repercutir, a posteriori, por los costes que en esos años no habían cubierto unas tarifas sujetas a precios políticos. Sumen a eso que pagamos el 21% en impuestos, y el 42% en peajes, y tendrán un recibo donde lo de menos es la energía que consumimos. Lo que consumimos es de risa comparado con el precio final del recibo.

La cuestión es que tampoco nos interesa mucho conocer los entresijos del recibo. Está todo tan liado que, cuando alguien nos habla de la parte regulada de la tarifa, la parte liberalizada, los peajes del sistema, la potencia instalada, el déficit tarifario, los costes de mantenimiento de la red, los impuestos, las primas a las renovables, el bono social... y alguna otra cosa que seguramente me dejo, le mandamos a paseo porque se nos forma tal bucle en la cabeza que preferimos vivir en la ignorancia antes que seguir hurgando en ese cajón de sastre en el que cabe cualquier cosa.

Si fuera verdad que la ley de la oferta y la demanda funciona, y que influyen las condiciones meteorológicas, el precio debería bajar cuando las condiciones son favorables igual que sube cuando no lo son. Pero como eso no ocurre, hay que deducir que las explicaciones del Ministro son una tomadura de pelo que los consumidores no merecemos. Las compañías eléctricas nos engañan, poniendo el precio que les da la gana, y el Gobierno también nos engaña, utilizando el recibo de la luz para que paguemos más impuestos y el coste de unas medidas que son ajenas a la estricta prestación del servicio.

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