Avilés tiene una joya escondida bajo las siglas ITMA (Instituto Tecnológico de los Materiales de Asturias) que debería brillar con más fuerza en los discursos oficiales y que todas las administraciones están obligadas a cuidar como oro en paño. Este centro, que tan pronto desarrolla unas gafas para limitar los daños que provoca la luz en la retina como una técnica para mejorar los paneles que producen energía solar, no sólo se ha colado en poco tiempo en la vanguardia internacional de algunas disciplinas, sino que está llamado a convertirse en razón de ser del gran área científica y empresarial que planea la ciudad. Es investigación aplicada al por mayor, es decir, el futuro en estado puro. Por eso, conviene que intensifique sus contactos con universidades y otros organismos científicos, que disfrute de una financiación adecuada a su capacidad y que no se vea salpicado tan a menudo por las polémicas políticas.
