Que el juez encargado de perseguir el maltrato contra las mujeres en Avilés diga que la comarca no cuenta con los suficientes medios policiales para hacer frente a esta enfermedad social debería hacer saltar las alarmas en las plantas nobles de todas las administraciones, especialmente en las encargadas de dotar con suficientes efectivos a los cuerpos de seguridad. Estas declaraciones ponen los pelos de punta porque evidencian que muchas víctimas podrían añadir a su sufrimiento, a menudo silencioso, una sensación de desamparo intolerable. Menos mal que, aunque pocos, los agentes que tienen que lidiar con esta grave problemática en la ciudad han demostrado en innumerables ocasiones una valía personal y profesional encomiable. Urge, no obstante, que las autoridades tomen buena nota de lo que ha dicho el magistrado. Y, sobre todo, que actúen cuanto antes. Porque en este asunto, no hay tiempo que perder y sí muchos pasos aún que dar.
