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Dignificar

La situación laboral del creador en España y en otros países europeos

Se está trabajando, en el Parlamento, desde las asociaciones de artistas visuales, de escritores y actores en un estatuto del creador que dignifique la profesión, evite el intrusismo y corrija la precariedad en la que vive el sector que arroja datos realmente preocupantes, con casi la mitad de los artistas visuales (según un informe de la Fundación Nebrija encargado a los profesores Marta Pérez Ibáñez e Isidro López-Aparicio) que ingresan menos de 8.000 euros al año. La situación de los actores y bailarines con los datos que se manejan los sitúan prácticamente en la indigencia, con ingresos, en muchos casos, inferiores a 3.000 euros anuales.

En nuestro entorno europeo más próximo los políticos están al servicio de la cultura, en nuestro país la mayoría de los políticos quieren que la cultura se ponga a su servicio. Una política en los teatros públicos con el empleo cada día más precarizado, obligando a las compañías a ir a taquilla, resulta realmente deleznable, por mucho éxito que tenga en cuanto a cifras, pues además de suponer el desmantelamiento de la esencia de lo público, excluye a una importante producción que por su apuesta por la innovación y la experimentación nunca va a convertirse en mayoritaria. O que todavía se sigan programando exposiciones sin presupuestos para producción, sin firmar un contrato entre las partes y hasta haciéndose cargo el artista del transporte, convierte a los artistas, como señala el informe antes citado, en "los mayores mecenas de la actividad artística en España".

Algunos temas como la fiscalidad y los costes de la Seguridad Social resulta urgente afróntalos. En Francia, se ha establecido un sistema de cuotas inferiores al de carácter general; en Alemania, el Gobierno Federal corre con el 20 por ciento del coste de las cuotas y los distribuidores de obra artística con otro 30; en los Países Bajos, una serie de incentivos y subvenciones contribuye al apoyo a la creación. Con respecto a la fiscalidad, según estudios de 2014, en Austria, los únicos artistas que están obligados a registrarse en relación al IVA, son aquellos cuyo beneficio anual es de más de 22.000 euros, cifra que sube a 32.000 euros en Francia, a 35.000 en Irlanda, y en el Reino Unido, el IVA sobre la venta de arte, sólo se aplica si el volumen de negocios anual alcanza los 83.000 euros.

Por otra parte, se precisa una nueva óptica sobre los derechos de autor. La legislación francesa diferencia la propiedad incorporal de una obra y la propiedad del objeto material y la irrupción de las nuevas tecnología han supuesto un vuelco sobre la protección de los derechos de autor. Las licencias de "Creative Commons" no significan renunciar al copyright, resultando obligatorio reconocer la autoría, limitando la explotación de la obra a usos no comerciales y no excluyendo la autorización para su transformación. Sin embargo, hay posibilidad de multitud de variantes en este tipo de licencias, permitiendo, incluso, cualquier explotación de la obra, incluyendo una finalidad comercial, así como la creación de obras derivadas, la distribución de las cuales también está permitida sin ninguna restricción.

Las obras artísticas guardan- como señala José Luis Pardo- "el secreto más profundo de la cohesión, de la dignidad y de la autenticidad de las comunidades humanas". Y los poetas y los artistas han tenido el monopolio de la historia en su contacto con lo elemental, aún hoy, después de que la obra de arte haya perdido el "aura" en las trastiendas de la modernidad. Sin el respeto a los trabajadores de la cultura se extraviarán aquellos valores esenciales que transcienden al intercambio comercial y nos quedará un pensamiento vacío donde el totalitarismo construirá la destrucción y la indignidad.

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