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Doctor en Ciencias Políticas y Sociología

Masonería

Funcionamiento y organización actual de este colectivo

A raíz de una conferencia que pronuncié el pasado 24 de marzo, invitado por el Museo Marítimo de Asturias, en Luanco, cuyo título era "La Masonería. Mitos y realidades" han sido muchas las personas que se han puesto en contacto conmigo interesándose por el tema de la charla por parecerles un tema muy interesante y al no haber podido asistir a la misma, me instan a explicarles qué cosa es la Masonería.

Esta curiosidad es muy natural, dados, de una parte, el secretismo que ha rodeado siempre a la Masonería y, de otra, las fulminantes condenas de la Iglesia hacia ella. Es por esto que la gente quiere saber qué se esconde tras esta polémica y tras el secreto masónico y si son ciertos, tanto los argumentos a favor de la Masonería como los contrarios y, sobre todo, si su influencia en la sociedad española ha sido o es aún hoy día grande.

La verdad, como siempre, es muy difícil de precisar. Lo primero porque no existe una única y unívoca Masonería sino que hay multitud de obediencias masónicas, logias simbólicas, grandes orientes, etcétera, pero todo arranca del enfrentamiento que la Masonería y la Iglesia han mantenido casi desde el mismo momento de la constitución de la secta en 1717, pues si bien para ser masón era necesario reconocer la existencia de Dios como el Gran Arquitecto del Universo, la divinidad de Jesucristo no está reconocida por los masones y ello hizo y hace que el enfrentamiento con la Iglesia Católica sea inevitable.

En cuanto a su influencia en la sociedad hemos de decir que la Masonería tuvo momentos de notable presencia política y otros de escasa relevancia. Durante la Primera República fueron numerosos los masones que ostentaron cargos ministeriales, empezando por sus tres primeros presidentes; y durante la Segunda República, además del presidente Azaña, hubo ocho ministros masones y más de 130 diputados pertenecientes a la Masonería. Es, sin embargo, cierto que fueron muchos los que se adhirieron a la secta con el único afán de conseguir poder y prebendas, pero ello, necesariamente, hubo de influir en la sociedad española y aumentar la tensión con la Iglesia, sobre todo con la aprobación de leyes laicistas que chocaban frontalmente con la doctrina tradicional, más aún si tenemos en cuenta las palabras pronunciadas por Azaña: "España ha dejado de ser católica".

El franquismo, como es sabido, persiguió a la Masonería y durante cuarenta años y hasta la llegada de la democracia no volvieron a abrirse logias masónicas. Ahora, los masones españoles alcanzan una cifra de alrededor de cinco mil miembros. En Asturias, concretamente, hay cinco logias con unos 70 afiliados y en cuanto al famoso secreto masónico, que tanto y tan tenebroso discurso ha producido, podemos afirmar con rotundidad, como asegura el experto Ferrer Benimeli, que es el secreto de Polichinela. Y así parece ser en verdad, pues hoy día no hay logia masónica que no tenga en internet su página web en la que se explican sus fines, sus motivaciones y sus creencias. Además, parece bastante lógico que no hay secreto que resista ser compartido por más de cinco millones de personas, que son las que actualmente cuenta la Masonería en todo el mundo.

Por lo que atañe a su influencia actual en la sociedad, no está muy claro si, pese a existir algunos ministros y altos cargos masones, las nuevas tendencias laicistas obedecen a una inspiración realmente masónica o a un cambio de los tiempos que hacen que las cosas vayan por caminos distintos a los tradicionales. De cualquier modo, la llamada Masonería Regular hace profesión de una ética elevada y pide a sus miembros que sean buenos ciudadanos, que practiquen la creencia en el Gran Arquitecto del Universo y, sobre todo, que sean fieles a sus tradicionales principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, dejando las cuestiones dogmático-religiosas, al estricto ámbito de la privacidad y de la conciencia de cada cual.

Existe igualmente un movimiento masónico de acercamiento a la Iglesia Católica que asegura que no hay motivos ya para mantener un enfrentamiento entre ambas, sino más bien todo lo contrario, puesto que los fines de mejoramiento personal y social, así como la solidaridad, la paz y la protección de los más débiles, están en el credo de la una y de la otra.

Así, por ejemplo, la Masonería asegura haber tenido una gran influencia en la creación de movimientos pacifistas internacionales, tales como La Sociedad de Naciones, la Cruz Roja Internacional y el movimiento Boy Scout. No obstante, el recelo y la desconfianza en los fines y en los procedimientos éticos y filantrópicos de la masonería subsiste porque el Papa, pese a acercamientos y conversaciones con altos grados de la Masonería, no ha anulado el canon que impone la excomunión a los católicos que decidan afiliarse a la secta.

No faltan tampoco voces que aseguren que la Masonería está detrás de la actual persecución ideológica contra la Iglesia Católica, llevada a cabo por algunos partidos políticos que promueven manifestaciones pro aborto y eutanasia, a la vez que hacen un elogio desmesurado de la sexualidad libre y sin trabas de ningún género. También la irrupción femenina en capillas e iglesias "a pecho descubierto" y voceando eslóganes tales como "arderéis como en el 36" o las provocativas burlas procesionales con obscenas imágenes o actitudes beligerantes contra la moral cristiana, manifiestan un cierto "perfume masónico" que no pasa inadvertido a quienes culpan a las logias de estos excesos, que por otra parte, son poco o nada perseguidos por los distintos gobiernos, encuadrando dichas conductas en la libertad de expresión.

Las opiniones tanto a favor como en contra de la influencia masónica en la sociedad española y de que fuerzas ocultas gobiernan actualmente no solo España, sino al mundo entero, son numerosas.

Las personas interesadas en saber más, como dije al principio, son muchas, pero la realidad, pese a que vivimos en la "Era de la Información" se nos escapa entre contradicciones, sospechas e intereses muy difíciles de desentrañar.

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