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Renovación sindical

La crisis de las centrales tras la recesión y el significado actual del Primero de Mayo

Poca similitud hay entre aquel tiempo de finales del siglo XIX, cuando los trabajadores de Chicago, en 1886, fueron a la huelga contra las empresas que exigían prolongadas jornadas laborales, y las condiciones sociales y políticas del mundo laboral en la mayor parte de los países desarrollados. El cambio se cobró víctimas, pero la Internacional Socialista consiguió que, en poco tiempo, se implantase el "labour day". Hasta Hitler y Lenin lo impusieron por decreto y, ahora, cientos de millones de trabajadores dan testimonio de sus derechos y reivindicaciones en miles de ciudades de los cinco continentes.

Hoy en España se está constatando, desde hace pocos años, que el Primero de Mayo se ha ido transformando en una nueva oportunidad de ocio colectivo, dejando el carácter de jornada de reivindicación y presión social. Los sindicatos no están en su mejor momento. Han perdido afiliación y presencia social, que en algún momento pareció agobiante. La crisis económica afectó seriamente a la afiliación. En 2007, las centrales sindicales contaban con 3.300.000 personas con carnet sindical, que descendieron a 2.800.000 en 2.212; cifra similar en 2015.

Es destacable así mismo que, en el contexto actual, hay una cierta prevalencia de los intereses instrumentales sobre las motivaciones ideológicas para afiliarse a un sindicato.

Lo que hay que debatir no es la existencia de los sindicatos o su necesidad para defender los intereses de los trabajadores, sino su encaje en una sociedad moderna y democrática. La primera exigencia pasa por que las organizaciones sindicales hagan un ejercicio sincero de transparencia. Los sindicatos se financian, de forma directa e indirecta, en gran medida con fondos públicos, por lo cual es evidente que la opinión pública tiene derecho a saber cuanto le cuestan las actividades sindicales.

Sería injusto no reconocer el importante papel que jugaron los sindicatos para que la Transición fuese pacífica, así como su contribución a la democratización. Nicolás Redondo y Marcelino Camacho fueron determinantes para encauzar el movimiento sindical y no seguir la trayectoria de la izquierda marxista que asigna a los sindicatos la toma del poder, como fin último.

En el haber de los sindicatos , UGT y CC OO, está la firma de grandes acuerdos con el Gobierno y la patronal. También han convocado cinco huelgas generales, pero puede decirse que han mantenido buenos niveles de paz social, a pesar de que, a veces, asumen un papel político que no les corresponde, al comportarse como apéndices de partidos políticos o como compañeros de viaje de grupos antisistemas.

Los sindicatos, como los partidos y las organizaciones patronales, son cauces de participación, esenciales en un Estado de Derecho. Pero puestos al día, renovados y trasparentes... Por todo ello, el sindicalismo está recibiendo avisos de que acometa una actualización que le permita seguir siendo sujeto activo y responsable en la convulsa situación social de ahora.

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