En el reciente proceso de primarias del PSOE, toda España (salvo Andalucía) y toda Asturies se ha posicionado de lado de la renovación del partido que predicaba Pedro Sánchez y los miles de afiliados que le daban soporte. Bueno, toda Asturies, no. De nuevo, una irreductible agrupación se posiciona abiertamente en contra y la ganadora fue Susana Díaz. Esa "aldea gala" ha sido nuevamente la agrupación socialista de Avilés. No es la primera vez que esto sucede. Pasó entre Borrell y Almunia, con Rosa Díez y Zapatero, paso también con Carmen Chacón y Rubalcaba y también con Madina y Pedro Sánchez en el anterior proceso. También esa agrupación en su día se posicionó y votó en contra del ahora presidente de la gestora, JFF. Fue en el año 2000 y el posicionamiento de esta agrupación fue nuevamente el perdedor.
Todo esto podría resultar anecdótico (quien se presente a nivel nacional que se mire muy mucho las cosas si le apoya la agrupación avilesina) si no fuese porque esto lo vienen haciendo las mismas personas desde hace más de un cuarto de siglo, sin en ningún momento asumir participación alguna en las sucesivas derrotas de sus "seguras" apuestas. Y digo seguras porque será difícil ver que el "núcleo duro" de esta agrupación apoye a algún candidato que no vaya con el aparato o al que el periódico "El País" no le coloque la etiqueta de ganador. Apenas se produce la derrota, ese "núcleo duro" se empieza a reunir y nuevamente a fraguar como poder ir cuestionando al que sea líder nacional, esperando el momento de apoyar vehementemente a quien el periódico "El País" designe como digno adversario y "seguro ganador" contra Pedro Sánchez. Se trata de un bucle incesante, un bucle que se realiza desde una agrupación "bunkerizada", donde militan poco más de 300 personas en una ciudad de casi 80.000 (apenas un 0.40%) y donde hasta ahora tenían la seguridad de que ese control, aunque local, era incuestionable. Ese posicionamiento venía amparado también en el hecho de que, a pesar de esos posicionamientos equívocos, siempre apelando a la "gracia" del ganador, se conseguían grandes beneficios en relación a puestos de designación.
Ese núcleo duro ha conseguido en estos últimos años puestos de diputados nacionales y regionales, consejeros, viceconsejeros, directores generales, presidentes y gerentes de entes públicos y un largo etcétera de importantes cargos. Cargos que aun existiendo más de 300 afiliados son siempre repartidos en un restringido grupo que se puede contar con los dedos de una mano y nunca a nadie que se haya podido posicionar en contra. Sin embargo, esa "gracia" que se le exige al vencedor, a nivel local es negada a cualquier afiliado o grupo de afiliados que se posiciona en contra. En el grupo municipal no existe un solo concejal que haya apoyado a la otra candidata que obtuvo el 40% de los votos en las anteriores primarias. Lo mismo sucede en una comisión ejecutiva, donde no existe un solo miembro que haya apoyado al ganador Pedro Sánchez.
Abiertas las ventanas del PSOE a la participación de los afiliados, el partido en Avilés no puede ser menos y va llegando el momento en que cada afiliado pueda decidir libremente con su voto ya no sólo quién es el secretario general, sino las líneas generales y decisiones que el partido tome, a nivel local, autonómico o nacional. Porque ser militante es algo más que pegar carteles, agitar banderas e ir de interventor; ser militante es "militar" y participar en la toma de decisiones que son importantes para todos, porque a partir de ahora un voto es un voto y vale lo mismo, seas tú o Felipe González.
