Las políticas de empleo implementadas en España, como algunos expertos venimos vaticinando, han fracasado ya que no sólo no se ha mejorado en los objetivos perseguidos sino lo contrario. La evaluación de los resultados estadísticos así lo corroboran: un altísimo nivel de desempleo que se ceba aún más con sectores de población más frágiles como las mujeres, los jóvenes y mayores de 45 años; un descenso de la calidad en el empleo acompañado de una elevada precariedad y bajos salarios y la empleabilidad y la capacitación de la población activa.
En un mundo en continua transformación, la Comisión Europea pretende que España posea una economía inteligente, sostenible e integradora. Estas tres prioridades, que se refuerzan mutuamente, contribuirán a que la UE y sus Estados miembros generen altos niveles de empleo, productividad y cohesión social. Concretamente, la Unión ha establecido para 2020 cinco ambiciosos objetivos en materia de empleo, innovación, educación, integración social y clima/energía.
Para alcanzarlos, hay que aplicar una política monetaria expansiva que reactive y fomente el empleo con la dotación de los recursos presupuestarios necesarios. La implementación de políticas activas eficaces y con mejores resultados en la UE destinándose los mismos recursos que la media de la zona euro por punto de tasa de paro y orientando a los parados partiendo del análisis de sus capacidades y aptitudes individuales y las demandas del mercado y formación, reduciendo las bonificaciones ineficaces y las cotizaciones. La política económica ha de ir dirigida a impulsar el crecimiento económico ya que éste es el auténtico factor determinante a la hora de generar riqueza y, por ende, empleo y de calidad. Incentivar óptimamente la consolidación del nivel de empleo de los grupos con dificultades de integración y consolidación laboral y ampliar la protección de desempleo, en especial, a los parados de larga duración combinada con políticas activas de formación, orientación, empleabilidad y recualificación, prestaciones de sustitución y que el sector público dinamice actividades prósperas y promocione empleos en sectores estratégicos. Incrementar los salarios en términos reales que garantizará niveles óptimos de demanda, la financiación del sistema de Seguridad Social y un nuevo modelo productivo sostenible y eficiente promocionando la actividad económica más productiva competitiva en diferenciación del producto y excelencia que genere valor añadido, y subir progresivamente el SMI.
Promover la flexiseguridad en las relaciones laborales y una tesitura que no estimule las extinciones injustificadas sino la contratación indefinida frente a la temporal que quedaría sujeta al principio de causalidad. Y acompañar estas políticas con las sociales que reduzcan los inadmisibles elevados niveles de pobreza, exclusión y desigualdad social.
