Un universitario que resida en San Juan de la Arena y estudie en el campus ovetense de Llamaquique dedica el mismo tiempo en llegar en autobús regular hasta su pupitre que un turista en volar desde Santiago del Monte a Londres: aproximadamente 100 minutos; casi un partido de fútbol con descanso incluido. Es una consecuencia, quizá la más aberrante en la comarca, de un modelo de transporte público que durante años ha estado centrado en la construcción de grandes infraestructuras (autovías y trenes de alta velocidad), indudablemente necesarias, pero que han relegado las demandas de movilidad en la distancia corta. Casos como el del joven estudiante de La Arena deben por lo tanto llamar a la reflexión sobre las necesidades de los numerosos ciudadanos que no pueden o no quieren usar el coche, los grandes damnificados de la actual planificación.
