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Saúl Fernández

Crítica / Teatro

Saúl Fernández

La raza invicta y el sostén

"Fuiste de glorias florido pensil". Y cosas más impactantes: "¡Arriba España! Raza invicta es tu / sostén". La enciclopedia "Álvarez" cocinó a fuego lento patriotas desubicados con deseos imperiales y memorias "ram" sin desamparo. Y todo esto lo hizo con palabras grandilocuentes y clamores en la plaza de Oriente. Que lo del florido pensil se refiera a los Jardines de Babilonia no deja de ser una maravilla. Como maravilla fue una patria victoriosa, pero muerta de hambre durante la posguerra. Ese es el tiempo que salió a escena antes de anoche en el auditorio del Centro Niemeyer, el escenario de la segunda (de las tres) funciones teatrales del verano, una comedia ligera con ínfulas de documento social y mayor crítica de la opresión y la construcción de memoriosos y heroicos españoles, sostén de patrias y esas cosas. Andrés Sopeña analizó a principios de los noventa todo esto en un ensayo que sacaba los colores de un sistema educativo sustentado en los reglazos y en la repetición de soflamas (lemas camiseteros, diríamos hoy). España es una unidad de destino en lo universal, que dijo José Antonio y luego, como un eco, se escuchaba una vez a la semana en clase de Formación del Espíritu Nacional, la "maría" prestada a los excombatientes que no tenían concesión del Estado.

"El florido pensil. Niñas" es como "El florido pensil", el espectáculo original, el de 1996. La diferencia es que hay chicas. Los personajes tienen los mismos apellidos (Artola, Jáuregui...), los diálogos se desarrollan en la misma línea y el sustrato profundo de ambos montajes es semejante. "El florido pensil" fue un tremendo éxito (llegó a 3.000 funciones) y la reedición para niñas va camino de ello (se estrenó hace un año y ya está montada en el dólar). Los espectadores quieren regresar al pasado y los que no conocieron el pasado piensan que la cocina patriótica fue un cuento. Sin embargo, entre los dos espectáculos existen veinte años, que es tiempo largo, que vamos a terminar diciendo como la Sardá en la presentación aquella de los "Goya". "Y este año también tenemos una Guerra Civil".

En todo caso, el espectáculo de antes de ayer cosechó aplausos y risas congeladas: que una profesor dé hostias no es cosa de carcajada. Y lo hizo porque, aunque "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", en el fondo hemos cambiado poco. Que aprender la tabla de multiplicar cantando o los afluentes del Ebro con ritmo musical no deja de ahondar en aquello de que "cualquier tiempo pasado fue mejor", aunque fuera ese pasado que cocinó españoles de bien bastante mal.

"El florido pensil. Niñas" es una comedia ligera, pero no quiere serlo del todo. Y por eso incluye interludios comprometidos (y actuales) entre cuadro y cuadro. A veces no hay que dejar claro lo que ya está claro.

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