La lucha contra el plumero de la Pampa, esa planta del Cono Sur que llegó a Asturias como elemento decorativo de pretenciosos jardines y se ha convertido en un enemigo para la flora autóctona y la estética del paisaje, es un fracaso total y absoluto dentro y fuera de la comarca. Da igual que la Mancomunidad haya elaborado concienzudos informes sobre cómo erradicarlo ni que los ayuntamientos, sin excepción, se hayan comprometido a combatirlo con todas sus fuerzas. Todo se ha quedado en agua de borrajas, hasta el punto de que algunos ejemplares de la especie proliferan ya por los tejados de Salinas. Falta voluntad y, sobre todo, faltan recursos. Pero también falta mayor colaboración entre administraciones y prestar más atención a los sabios, como el eminente biólogo de la Universidad de Oviedo Tomás Emilio Díaz, que clama en el desierto medidas contra el invasor desde hace años. A más de uno se le ve el plumero.
