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La Compañía Nacional de Danza, en Avilés

Los estilos del espectáculo que se pudo disfrutar en el Niemeyer

Nuestra Compañía Nacional de Danza (CND), dirigida por José Carlos Martínez, ha escogido el Niemeyer para dos estrenos. El programa abrió con una creación de Jerome Robbins ("West Side Story"), uno de los más importantes coreógrafos norteamericanos. Se titula "In the night", en los que a los acordes de cuatro nocturnos de Chopin, tres parejas exponen el amor en diferentes maneras y sensaciones. Aunque no hay argumento, se perciben relaciones humanas. En una atmósfera de penumbra y casi melancólica, Robbins, con un bello lenguaje neoclásico, realizó una pieza que exhuma lirismo y elegancia de principio a fin y que el grupo bailó con encanto e intensidad.

Injustamente, el repertorio clásico estuvo ausente de la CND por muchos años. La dirección actual ha decidido representar todos los estilos. Y en aras de seguir con el acercamiento a los grandes ballets el sábado se estrenaron dos conocidos "pas de deux", ambos con espléndidas composiciones de Tchaikovsky. Uno de ellos fue el del segundo acto de "Cascanueces", con coreografía de Ivanov/Petipa en versión de Martínez, en el que Haruhi Otani y Yanier Gómez exhibieron una correcta ejecución.

El otro fue el "pas de deux" del segundo acto de "El lago de los cisnes". Obra maestra de Lev Ivanov. Seh Yun Kim encarnó a la heroína sobrenatural, imagen de belleza y hechizo y Esteban Berlanga a su pareja. Ambos actuaron con claridad en la realización pero esta es una obra que pide interiorización, y su interpretación fue más visual que de sentido emocional.

La primera parte terminó con "La favorita", una desenvuelta construcción del director de la compañía. Varias parejas, llenas de vivacidad, a ritmo de la música de Donizetti, salen a divertirse en una creación salpicada de alusiones, parodias y citas de conocidas coreografías.

Se dedicó toda la segunda parte a "Don Quijote suite", también coreografiada por Martínez, que se inspira en las versiones de Petipa y Alexander Gorski. Representa fragmentos del primero y cuarto acto. El murciano le da a su adaptación una inyección de color y brío y sobretodo enfatiza en el acento español que se integra divinamente a la acción teatral. Buenísima fue la labor de un destacado grupo de solistas. Cristina Casa y Alessandro Riga, en los papeles protagonistas tuvieron ocasión de exhibir su alto nivel técnico con un baile chispeante, alcanzando su mejor momento en la coda.

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