La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pobre España

Podía haber titulado el artículo cambiando los términos y poniendo España primero. Tendría, quizá, más sentido porque la pobreza a la que me refiero no busca la compasión sino la certeza de que hay una España rica y una España pobre. Una España que incluye Cataluña, Madrid, El País Vasco y Navarra, pero también Andalucía y Extremadura, como ejemplo de los que más tienen y los que menos.

Quiero decir que nuestra unidad territorial debe ser aceptada teniendo en cuenta la realidad social, lingüística y cultural de cada una de las Comunidades, pero también, y sobre todo, su realidad económica. Una cuestión de la que se habla poco y considero imprescindible, pues el resto de los países de nuestro entorno también tienen regiones pobres y ricas, que forman un mismo Estado, sin que se discuta que las más ricas deban ayudar a las que menos tienen, mediante la transferencia de rentas vía impuestos. Cosa que sucede, por poner el ejemplo más claro, en Alemania, dónde los Länder de Alemania Occidental llevan décadas sufragando la actualización de los de Alemania Oriental, sin que se ponga en cuestión que así debe hacerse, ni se diga que la Alemania pobre roba a la rica.

Cito el caso de Alemania porque, para mí, lo de Cataluña no es, como pretenden hacernos creer, un problema de identidad cultural, social y lingüística sino una diputa entre ricos y pobres. Circunstancia que, siendo justos, se da en las dos partes. Cataluña plantea la independencia disfrazando su egoísmo de sentimiento nacionalista y los que se oponen, alegando la unidad de España, lo hacen pensando que las pensiones, los colegios y los hospitales son lo que de veras importa y la verdadera patria de la gente corriente.

Así es que podrá disfrazarse como se quiera pero, lo de Cataluña, viene a ser como si los ricos quisieran independizarse y a los pobres que les den morcilla. Ojalá que el problema fuera una disputa entre independentistas y constitucionalistas. Lo parece pero me temo que no es así. La raíz del problema viene de que hay una España rica y una España pobre. Viene de esa idea, tantas veces invocada, de que no debe salir ni un euro de Cataluña para ayudar a las Comunidades que menos tienen. Un discurso que ha calado con fuerza por mucho que se disfrace de identidad singular que justificaría la independencia.

La diferenciación cultural e identiaria es la excusa. Es vestir con disimulo las verdaderas razones que impulsan su apuesta por separarse. Lo que cuenta son las ventajas que podría tener esa región privilegiada si fuera independiente. De ahí nace el problema. No creo que nadie discuta que Cataluña es un territorio afortunado que cuenta con los mejores recursos y la mejor posición geostrátegica. Y a eso apelan los que plantean una Cataluña independiente. No les dicen, a los catalanes, que tendrán más libertad y mejor autogobierno sino que alcanzarán la felicidad plena si se libran de la España pobre que está impidiendo que vivan mejor de lo que viven.

Ya sé que las apariencias apuntan a que todo se debe a la singularidad de una Comunidad que se considera distinta, pero la realidad demuestra que es un problema entre ricos y pobres. Si Cataluña tuviera la misma identidad social que tiene pero la renta per cápita fuera la de Extremadura seguro que no planteaban la independencia.

Compartir el artículo

stats