La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Rojo y azul

La evolución del contexto político desde la Transición hasta llegar al escenario actual

Españolito que vienes

al mundo te guarde Dios,

una de las dos Españas

ha de helarte el corazón.

Antonio Machado

Desde la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 hasta la victoria electoral de Felipe González el 28 de Octubre de 1982, España transitó hacia un sistema democrático recorriendo un camino minado de cristales dispuestos a desangrar el proyecto y conducirnos de nuevo a la oscuridad.

Fueron años en los que los asesinos de la serpiente y el hacha golpearon fuerte y cada funeral era escenario de abucheos e insultos al entonces vicepresidente del Gobierno y ministro de Defensa, Manuel Gutiérrez Mellado. Era frecuente el ruido de sables y en mas de una ocasión el presidente Adolfo Suárez tuvo que contener la involución con la pistola del mando de turno encima de la mesa.

El mes de enero de 1977 fue un horror escenificado con la concatenación de sucesivos episodios nefastos: los secuestros del abogado Antonio María de Oriol y del general Emilio Villaescusa, la muerte de la universitaria María Luz Nájera al ser alcanzada por un bote de humo de los antidisturbios, el asesinato del joven estudiante de 19 años Antonio Ruiz a manos de un pistolero de ultraderecha y la atroz masacre ejecutada por un comando del mismo signo en el despacho de abogados laboralistas de la calle de Atocha en Madrid, muy bien representada en el film "7 días de Enero" dirigida por Juan Antonio Bardem. Después, en 1978 la reunión de golpistas en la antigua cafetería madrileña "Galaxia" y en 1981 la intentona del 23 de Febrero.

Los que vivimos como universitarios aquellos años recordamos perfectamente la polarización existente en la Facultad. Unos llamaban a los otros "fachas" y éstos "rojos de mierda" a los primeros. Este último calificativo es insultante si se profiere con odio hacia los que piensan diferente, pero tan solo queda en malsonante cuando es la frustración quien denuncia el desencanto con los políticos electos que se proclaman de izquierda.

A lo largo de los cuarenta años de nuestra democracia, son demasiados los que no predican con el ejemplo. Acceden al poder con un discurso encaminado a seducir a los necesitados-parados, familias con problemas de vivienda, jóvenes en busca del primer empleo, etc.- y cuando acceden a él defraudan en la consecución de sus promesas electorales. Una vez instalados, se les echa en falta en los barrios que representan su semillero de votos, por lo menos en el mío, aunque solo sea para consumir algo en los locales de hostelería y comprobar in situ la gran cantidad de necesidades existentes; prefieren alternar en terrazas, bares y restaurantes céntricos y chics.

Les encanta salir en la foto, aparecer en actos y recepciones de postín, sin corbata o con coleta, y en lugar de volcarse en sacar adelante medidas sociales que redistribuyan la riqueza o dimitir si son incapaces, pierden el tiempo dedicándose a cuestiones carentes de importancia para el ciudadano de a pie. Ejemplos de actualidad existen de norte a sur. Aquí pretenden montar un chiringuito metiéndonos a calzador el bable, en Cataluña implicarse en el proceso independentista aliados con la burguesía y en Cádiz suprimir la denominación del estadio de fútbol, cuando el nombre del mismo es un referente para todos los aficionados cadistas.

En el comienzo de las legislaturas, tanto ellos como la derecha alcanzan con rapidez en consistorios y parlamentos el acuerdo necesario para asignarse suculentos sueldos y a vivir que son dos días. ¿Para cuándo los cargos políticos percibirán como sueldo base el de su trabajo de procedencia? ¿Para cuándo los políticos que cesan pasarán a cobrar únicamente el paro como cualquier otro ciudadano? Los periodistas Sandra Mir y Gabriel Cruz realizaron un minucioso trabajo de investigación que plasmaron en 2013 en el libro "¡Mamá, quiero ser político!", en el que indagan sobre la veracidad de su formación académica, en sus trabajos anteriores, en los logros conseguidos durante su gestión y en las remuneraciones percibidas durante la misma y al cesar en el cargo. Obligada lectura para conocer un panorama triste y devastador.

Si la izquierda peca de farisea, la derecha lo hace de clasista, llena de complejos e insolidaria. Mientras el Ejecutivo Rajoy presume de datos macroeconómicos y sus diputados en el Congreso votan en contra de la subida del SMI, los mayores de 55 años perciben un mísero subsidio de poco mas de 400 euros mensuales, cantidad que pierden si la complementan con un trabajo precario y alcanzan el 75% del salario mínimo interprofesional. Y en ambos lados, un obeso muerto llamado corrupción en el armario.

Compartir el artículo

stats