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Doctor en Teología

Garralda, de cura rojo a cura ultra

Repaso a la vida del párroco emérito de San Nicolás de Bari

En primer lugar debo decir que siento gran admiración por este cura nacido en Navarra pero curtido sacerdotalmente en Avilés, donde ha ejercido ininterrumpidamente el sacerdocio desde que llegó en 1957 hasta hoy, en el que unos catarros a los que es propenso lo tienen a sus 94 años retenido celebrando la Santa Misa en su casa, sin poder asistir a la cita diaria: celebrar a los 13.00 horas en la parroquia de San Nicolás de Bari de la que es párroco emérito y a la que quiere seguir sirviendo.

Don Ángel Garralda es un testigo viviente del Avilés contemporáneo. Fue considerado un cura rojo y peligroso cuando se instaló Ensidesa, con todo lo que esto supuso en aquel Avilés recoleto y rural, que experimentó un cambio radical social y económicamente. Miles de españoles llegados de media España llegaron a Avilés buscando unos horizontes de progreso y de trabajo. Para muchos inmigrantes, don Ángel fue un referente de ayuda y de denuncia: con entereza y determinación ayudó y mucho a los que acudían a su parroquia solicitando ayuda material y/o consejos en momentos difíciles; entonces era un cura rojo y peligroso para algunas fuerzas conservadoras. Don Ángel no se arrugó ante aquellas denuncias y siguió aplicando la doctrina social de la Iglesia a las necesidades de las personas que a él acudían. El poco tiempo libre que le dejaba su dedicación plena a la parroquia, lo dedicó a investigar sobre la historia, fe y costumbres de Avilés, tema al que dedicó trabajos de investigación de obligada consulta para estudiosos futuros. No conforme con esto, removió archivos y realizó consultas para investigar el martirio de sacerdotes y seminaristas durante la terrible persecución religiosa de los años treinta.

Don Ángel remó contra viento y marea para rescatar del olvido y de la indiferencia el martirio de los asturianos que fueron sacrificados por el terrible delito de ser fieles hijos de la iglesia católica, como lo fueron los mártires de Nembra. Además, fundó un colegio parroquial prestigioso y con mucha demanda por parte de las familias.

Con la llegada de las corporaciones democráticas, don Ángel Garralda fue objeto de descalificaciones tan injustas como sectarias; había que apagar la voz de un sacerdote íntegro que defendía la doctrina social y moral de la iglesia católica en el púlpito y fuera. Algunos responsables municipales lo atacaron injustamente con pretexto ideológico-políticos sin fundamento; vieron en él un cura ultra. ¡Sin comentarios!

En el haber de don Ángel está la recuperación de la Semana Santa, tal como hoy se la conoce como bien de interés cultural; además de una extensa labor en la conservación del patrimonio artístico del conjunto arquitectónico del complejo parroquial de San Nicolás. Hay que agradecer al periodista de LA NUEVA ESPAÑA Saúl Fernández el apunte publicado el pasado martes día 30 sobre el estado de don Ángel Garralda, un avilesino de pro.

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