La inversión prevista por Saint-Gobain en su factoría de La Maruca, que alcanzará los 21 millones de euros durante el próximo lustro, es un bálsamo para los trabajadores, preocupados no hace mucho por una posible deslocalización tras detectar una significativa caída de la actividad. La compañía demuestra con este anuncio, basado en cifras y no solo en palabras, un sólido compromiso con la fábrica, que será sometida a una notable modernización (algo que debe alegrar también a los numerosos proveedores que tiene en la comarca y en el resto de Asturias). Y, además, rompe en parte con el oscurantismo que le ha caracterizado en los últimos tiempos, hasta el punto de no desvelar importantes actuaciones con tal de evitar que se mencione su nombre. Las grandes industrias deben aprender a explicarse mejor ante la sociedad. Ganar en transparencia es, para ellas, un reto cada vez más ineludible.