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Diario de a bordo

Algo para todos (sobre Pedro Menéndez)

Un análisis de la figura del Adelantado frente a las críticas por sus decisiones en la Florida

Parece muy en boga en algunos círculos el discurso del poscolonialismo. Es decir, la visión crítica de la historia del fenómeno colonial, pero curiosamente dedicado, de manera preferente y de forma especial, a la presencia española en América. Y los que eso hacen actúan como si fuesen Tribunal de Inquisición, en posesión de la verdad absoluta y con derecho de suspensión "a divinis" sobre los divergentes.

Por ejemplo, hemos visto estos días algunos artículos, en esa línea poscolonial, referentes a la figura de Pedro Menéndez de Avilés, del que se celebrará el 500.º aniversario de su nacimiento en 2019. La figura que algunos quieren visualizar del Adelantado es la de un colonialista mata-indios. También critican la erección y mantenimiento del conjunto escultórico del parque del muelle, que en agosto cumplirá cien años. A la obra de Garci-González, la etiquetan de "monumento público de carácter identitario y excluyente, de simbolismos coloniales que aún perviven reforzando la lógica capitalista". No se propone directamente su eliminación, pero se cita a Ada Colau, que bajó del pedestal "al esclavista primer Marqués de Comillas". A mí me gustaría que los que califican de "esclavista" al Marqués de Comillas, acompañasen su afirmación con hechos y pruebas concretas, principalmente, para ilustrar al personal, ya que muchas veces se toca de oídas y, en este caso, como en los conciertos serios, la obra debe interpretarse con partitura.

Se conoce que fue naviero y que estuvo muy implicado el negocio de carbones, con intereses en Avilés a través de un pariente suyo, Santiago López, que tiene dedicada una plaza en nuestra villa y otra en Moreda, por cierto. Pero lo de esclavista, no estaría de más el que se probase por quien acusa. Pero aparte de lo que haga Ada Colau con la efigie del Marqués, me interesa lo que se dice de Pedro Menéndez y Avilés. El Adelantado, llegó a la Florida en 1565, en agosto; y muere en 1574, en Santander, en septiembre. Es decir, su presencia en la Florida no pasó, en todo caso, de nueve años. Y digo, en todo caso, porque, entre medias de esas dos fechas, viaja a La Habana dos veces. Que en 1567 viene a España, en donde recibe el nombramiento de Gobernador de la Isla de Cuba. Que al año siguiente regresa a Cuba y navega por el Caribe liberando el mar de corsarios y levantando cartas marinas para, en 1570, volver a España en donde permanece durante dos años. Que regresa a la Florida en 1572 y que en febrero de 1574 recibe una orden del Rey, por la que le nombra Capitán General de la Armada de mar y guerra que se estaba formando en el puerto de Santander, para acudir a los Países Bajos en apoyo de Luis de Requesens, nacido por cierto en Barcelona y Gobernador de los Países Bajos, que estaba combatiendo con los rebeldes orangistas. Vuelve a España y muere en Santander en septiembre de ese año.

Como vemos, tuvo poco tiempo para matar indios. Pero es que, además, su política con los indígenas no fue la del enfrentamiento. Conocía muy bien Pedro Menéndez lo que había acontecido con los Adelantados anteriores a él, que habían fracasado todos, precisamente por su enfrentamiento armado con los indígenas. Don Pedro no solo evita el enfrentamiento con los nativos, sino que media entre los diferentes grupos tribales que guerreaban entre ellas para que alcancen la paz y cesen en sus enfrentamientos. Hace especial amistad con las tribus de Georgia, con los Yuchis, Yamesees, Hichitis y la confederación Creek. Tal es así que Carlos, el más importante Cacique de la Florida, le ofrece a su hermana como esposa, ofrenda que acepta el avilesino y la india es bautizada recibiendo el nombre de Antonia. Pedro Menéndez incluso funda un colegio especial en La Habana para que en él puedan educarse los hijos de los dirigentes indígenas. En las celebraciones del 450.º aniversario de la fundación de San Agustín participaron los indígenas de la Florida y no hubo un solo reproche hacia Pedro Menéndez y su obra.

Por lo tanto, vemos que se toca de oídas, y que es necesario conocer la Historia para poder hablar de ella. Pedro Menéndez no encaja en ese perfil de conquistador mata-indios y avasallador de la cultura indígena que algunos quieren vender, de forma oportunista e ignorante. El avilesino fue a la Florida a buscar a su hijo y a luchar contra los franceses. Y ahí sí, tuvo una acción que, vista a los ojos de hoy, puede ser criticable: las ejecuciones de la Bahía de Matanzas. Unos 150 franceses hugonotes son pasados a cuchillo. Pero eso, ¿podemos juzgarlo con nuestros ojos del siglo XXI, sentados cómodamente en nuestro sofá? ¿O debemos tratar de entender cómo era la vida en el siglo XVI, lo que se estaban jugando las potencias europeas (Inglaterra, Francia, España, Portugal...) en el Nuevo Continente? ¿Deberemos tener en cuenta la mentalidad de la época para comprender el comportamiento en guerra, de los soldados de aquel momento? ¿Se sabe algo de las guerras de religión que asolaban Europa y sus consecuencias? ¿Existieron "las hogueras de las vanidades" de Savonarola? Existió Calvino? ¿Murió Miguel Servet en la hoguera? ¿Existió la noche de San Bartolomé en París el 23 de agosto de 1572?

Justicieros

Es fácil erigirse hoy como justiciero, condenando y absolviendo a personajes y sucesos históricos. Pero eso denota un atrevimiento supino. He tenido que leer también sobre Pedro Menéndez que no perteneció a la Marina de Guerra Española, y que no se había formada en ninguna Academia, bajo el peregrino argumento de que nuestra Armada, como tal, se constituye en el siglo XVIII. Bueno, pues vale. Todos los expertos convienen que la Marina de Castilla se constituye en el siglo XIII, con la conquista de Sevilla, y desde entonces ha seguido viva, con el formato que, en cada momento, fue pertinente. Pedro Menéndez fue Capitán General de las diferentes Armadas que fueron formándose, por nombramiento y encargo del Rey, y murió en Santander con ese grado. Insistir en otra cosa es querer, no entiendo muy bien el por qué, devaluar la importancia y la figura del que fue el mejor marino español del siglo XVI y uno de los mejores de nuestra Armada en todos los tiempos. Su formación se forjó en la Academia que existía entonces, en el mar, navegando, nada menos que a las órdenes de Álvaro de Bazán.

Respecto del conjunto escultórico del parque del muelle, decir que se erigió por suscripción popular. Fue una iniciativa del pueblo de Avilés y sufragada con sus dineros. Se eligió previo concurso de ideas. Las autoridades municipales cedieron el espacio público y a su inauguración asistieron, desde las más importantes autoridades hasta las personas más humildes de la comarca. Entrar ahora a calificarlo como "un monumento público de carácter identitario y excluyente, de simbolismos coloniales que pervive reforzando la lógica capitalista", me parece una desfachatez intolerable, sobre todo cuando viene de una persona ligada laboralmente a Castrillón. Sobre todo, porque no le he oído ni leído ni una palabra para juzgar, con los mismos parámetros, por ejemplo, la preservación de la Mina de Arnao. Una preservación que, aclaro, aplaudo y felicito al Ayuntamiento de Castrillón. Pero hombre, con la misma lógica que se juzga el monumento a Menéndez, ¿qué habría que decir de la Mina de Arnao? Eso sí que fue colonialismo y capitalismo. Una empresa extranjera que, para su implantación, expulsó de sus tierras del Espartal y del valle del Cuerno a sus legítimos poseedores. Tuvo, desde su creación, enfrentamientos continuos con sus trabajadores. Los dirigentes patronales aplicaron siempre a sus productores la doctrina de la zanahoria y el látigo. A concesiones y dádivas paternalistas, que significaban la incautación de su salario mensual, acompañaban duras represiones. Ejemplo, la huelga en la mina de Arnao de 1903. Consecuencias: la reducción a la mitad del sueldo a los fundidores y aumento al doble de su carga de trabajo, eliminación del medio jornal que se pagaba a los enfermos, despidos masivos y persecuciones a los obreros por estar afiliados al sindicato o celebrar el Primero de Mayo y la emigración forzosa de más de cien familias fuera de España, concretamente a los EE UU.

Otro ejemplo, en mayo de 1911, la RCAM despide a varios obreros que no habían acudido al trabajo por participar en el Primero de Mayo. La Compañía pretendió aplicar las recetas de 1903, pero los obreros estaban ya en ese momento organizados; contaban además con el apoyo del resto de los mineros asturianos. Plantearon huelga y la ganaron. Pero al año siguiente, en 1912, se produce como venganza el despido de los líderes sindicales de la compañía. Manuel Llaneza, dirigente del SOMA, se desplaza a Arnao, para exigir su readmisión, pero se deniega la petición e incluso se le espeta la negativa a seguir teniendo trato con el sindicato minero. Nueva huelga, que se prolongará desde el otoño de 1912 hasta finales de 1913. La intransigencia patronal, la represión contra los huelguistas y el empleo de esquiroles traídos de fuera de Asturias, forzaron la rendición de los mineros de Arnao. Pero la falta de mantenimiento de la mina provocará el cierre de sus puertas, definitivamente, en 1915. La consecuencia humana fue, nuevamente, la forzada emigración de gran parte de la plantilla, siguiendo el camino de sus compañeros de 1903 y 1904, al "Norte", que era como entonces se llamaba por estos lares a los EE UU. Una nueva generación de productores con sus familias al exilio. ¡Eso sí que fue capitalismo y colonialismo! ¡Eso sí que fue represión contra los obreros y sus familias! ¡Eso sí que fue expolio de las tierras de sus legítimos propietarios! Y no fue en el siglo XVI. Fue antes de ayer. Y, sin embargo, se restaura y conserva la mina de Arnao, el monumento a la explotación y al destierro de nuestros obreros. Pero de eso no habla el justiciero y oportunista de la historia, habla del monumento a Pedro Menéndez.

Un último apunte. La rotonda de la plaza de los Oficios en Avilés. La obra, hecha desinteresadamente por el autor, por encargo del Ayuntamiento, tiene un simbolismo fuera de toda duda y responde a la tradición ceramista avilesina. También fue duramente criticada, al igual que todo lo que sale de la Factoría Cultural avilesina por artistas que no forman parte de su cuadrilla de protegidos, por el experto en cosas avilesinas. Yo quiero referirme a otra rotonda, la de la Vegona, con sus barquitos, ejecutada por el Ayuntamiento copiando, dicen, de un modelo presentado a un concurso de la Bienal de la Mesa de la Mar. Le queda más cerca, en Castrillón. ¿Nada que decir?

Así sucedió y así se lo cuento a ustedes, y así queda anotado en mi "Diario de a bordo".

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