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Saúl Fernández

Crítica / Música

Saúl Fernández

Magdalena musical

Jorge Pardo y Armando Orbón encandilan con melodías de los dos lados del Atlántico

La magdalena es un lugar común desde que Marcel Proust echó mano de ella para recordar aquel que había sido cuando estaba cansado de quien era en aquel momento. Lo escribió en la primera parte de su heptalogía más celebrada, "En busca del tiempo perdido". Fue más o menos esto: "Y acto seguido, maquinalmente, abrumado por aquella jornada sombría y la perspectiva de un triste día siguiente, me llevé a los labios una cucharilla de té donde había dejado empaparse un trozo de magdalena. Pero en el instante mismo en que el trago mezclado con migas del bollo tocó mi paladar, me estremecí, atento a algo extraordinario que dentro de mí se producía. Un placer delicioso me había invadido".

O sea, la magdalena funcionó como una máquina del tiempo fetén. La música -la buena- puede funcionar así también, con tanto desparpajo. En mi casa, por ejemplo, sonaba cada poco -cosas de mi padre- un disco lleno de coplas de la Guerra Civil. Escuchar a Armando Orbón y a Jorge Pardo recrear antes de anoche "Puente de los franceses" mano a mano y fue como recuperar memorias escondidas. Palabra.

El flautista madrileño y el guitarrista gijonés ofrecieron el viernes por la noche un espectáculo que comenzó en Argentina y llegó al presente, parando previamente en los años clásicos de la Edad de Plata de las letras patrias, porque el montaje de Pardo y Orbón, o de Orbón y Pardo, fue musical, pero también de palabra. Muchas, de Orbón.

Un espectáculo que fue creciendo según se iba a desarrollando en el templo-restaurante dedicado a Santa Cecilia por los Egocheaga; Manolo, el anfitrión fue quien presentó el "show" y vaticinó que el de anteanoche iba a ser un recital "único". Y fijo que lo será. Entró Orbón dijo que iba a tocar dos temas (fueron tres), subió Pardo, hizo un solo y los dos juntos dieron forma, luego, a Villalobos, Federico García Lorca, Manuel de Falla? Los dos juntos recordaron una vida pasada en la música. Salieron a colación Julián Orbón, Andrés Segovia, La Habana, Nueva York. Flamenco de Cádiz. Un rato delicioso a ratos que siempre se quedó corto; unos pocos espectadores listos para disfrutar cómo horneaban otra magdalena musical.

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