"Espectáculo bochornoso", "lucha por las sillas", "personalismo dictatorial" y otros duros epítetos se han cruzado entre las distintas facciones de Podemos, con ocasión de preparar las listas de las candidaturas a concurrir a las elecciones regionales del próximo año en Madrid.

La disputa, los navajazos, ha sido a muerte política y ya se ha cobrado como primera víctima a la conocida dirigente y diputada Carolina Bescansa, que está vetada y expuesta a la expulsión del partido que un día ayudó a crear. La acusan de promover un plan que llevaría al cese de Pablo Iglesias como secretario general de Podemos y líder para las elecciones de 2020.

Un comunicado "in extremis", presentado por Pablo Iglesias, da cuenta de un arreglo del conflicto con la fórmula de un reparto del poder bajo la soberanía del "guardian" de la doctrina fundacional. No era para menos y eso que no son un partido de "casta".

Este rifirrafe ha dado ocasión para que distintas voces podemitas ratificasen su programa de gobierno de cara a las próximas elecciones generales de 2020 y que sustancialmente coincide con el presentado en 2015. En síntesis incluye las propuestas siguientes:

-Renta básica para todos los ciudadanos por el mero hecho de serlo.

-Recuperación del control público en los sectores estratégicos de la economía, energía, transporte, alimentación, farmacia, telecomunicaciones y otros.

-Reducción de la jornada laboral a 35 horas y jubilación a los 60 años.

-Derogación de las reformas laborales y de pensiones.

-Prohibición de los despidos en las empresas con beneficios.

-Eliminación de las empresas de trabajo temporal.

-Subida del salario mínimo y de la pensión no contributiva.

-Revisar la deuda "ilegítima".

-Subir los impuestos del patrimonio y sociedades.

-Derogar el artículo 155 de la Constitución.

-Suprimir el Concordato y que todo el patrimonio de la iglesia católica pase a título público, garantizando el uso religioso.

-Suprimir la subvención a la enseñanza privada.

El programa podemita ya fue duramente criticado cuando se dio a conocer y ya se está advirtiendo ahora de los riesgos de inestabilidad política y económica que se introduciría con algunas de sus propuestas, que incluso están fuera del marco constitucional, como ha reconocido el propio Pablo Iglesias.

Las críticas ponen especial acento en que el programa económico de Podemos, en la práctica supone que toda la actividad económica pasaría bajo control público, con evidente contradicción con los principios básicos de la UE, lo que podría dar lugar a sanciones o expulsión fuera del marco comunitario, muy distante de los experimentos bolivarianos.

Podemos tiene el mérito de ahondar en los adelantos sociales y su persecución de la corrupción, incluida la que proviene de sus filas, pero su radicalización y sus utopías demagógicas ponen a esta formación en entredicho a la hora de optar por alternativas políticas.