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Ahí les van unos Pedro Menéndez

Sobre el 500.º aniversario del nacimiento del marino avilesino el año que viene

Para el año que viene, se celebra el quinto centenario del nacimiento de tan insigne marino, de su persona nada tengo que contar pues, además de hacerlo años ha, hay quienes pueden dar mucha más información de la que sin humildad alguna pudiera dar este que les escribe, baste leer los continuados artículos publicados en LA NUEVA ESPAÑA y aquellos que se esperan. Señalar en tal sentido un pequeño texto de quien fuera director general de Marina Mercante, don José A. Madiedo Acosta, quien nos aclara que don Pedro nunca fuera militar aunque sí fue nombrado almirante, lo que no deja de ser una noticia, entre otras razones, por esos trastornos maniacos compulsivos que sufre la llamada izquierda con cualquiera que tenga el más mínimo atisbo militar, como si la izquierda fuera ajena al rango y a la divisa o escalafón castrense, baste recordar, en tal sentido, Ley 37/1984, de 22 de octubre, de reconocimiento de Derechos y Servicios prestados a quienes durante la Guerra Civil formaron parte de las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Orden Público y Cuerpo de Carabineros de la República, aquella que en su artículo 2 dictaba -con perdón-: "El personal al que se refiere el artículo anterior pasa a la situación militar de retirado, con los derechos y obligaciones inherentes a la misma, con el empleo que, por antigüedad, habrían alcanzado de haber continuado en servicio activo hasta la fecha en que, por edad, les hubiera correspondido el pase a la precitada situación militar". Norma más que justa y que lleva la firma de un tal González Márquez.

Parece ser que por la fuerza de la realidad y de las fechas, es decir de los acontecimientos, van a tener que "tragase" -expresión autóctona por aquella otra de "tragarse"- la efemérides de don Pedro Menéndez de Avilés, cosa que nunca fue del gusto de esa izquierda mezquina y zafia que tanto tiempo lleva gobernando la villa y a la que tanto gusta aquello de la leyenda negra.

No es de don Pedro y de esa ganga política de la que deseo comentar, que quiero hacerlo de cómo cierta prensa ha tratado un par de cuestiones políticas que por la villa ha trascendido, una de manera aciaga y la otra lo hace con incierto futuro.

El primer Pedro Menéndez lo dedico a los tres timoneles del PP que por más que ciñeron su buque contra la inclemencia de un viento que sopló desde todos los rumbos y frente al que poco pudieron maniobrar, aunque salvaron del naufragio y abrigaron seguro, el corso los persigue y ni aguada le permiten. Lo peor, los deshonestos comentarios acerca de su condición de tránsfugas, cuando siquiera se han unido a grupo político alguno ni propiciado cambio de gobierno de ninguna clase. Sin mencionar que se han repartido sus pertenencias con gran avidez. Don Pedro sí que sabía de inclemencias y no dudaba empuñar sus razones allí donde las lenguaraces letras impresas tan insolentes y maldicentes se muestran.

Otro Pedro Menéndez para quienes descaradamente vienen a criticar el buscar e investigar, esa actividad necesaria y previa a la de llegar a encontrar cualquiera suerte de conducta turbia o irregular en aquello de la privatización de la cosa del agua. Quede claro, vaya por delante, el que les escribe ve con buen agrado la privatización de la gestión de los servicios de titularidad municipal, resulta evidente, palmario que la eficiencia no caracteriza la gestión pública y hay que dar soluciones. Pero esa no es la cuestión, es otra. Resulta que a muchas voces en la villa no les agrada que se bucee en las acciones y prácticas que rodearon aquella privatización de la gestión, que no del servicio, tachando de "farsa política" el quehacer de unos agentes políticos y todo porque alguna vaca sagrada de la villa sufre de un trastorno paranoide -una megalomanía- y creyéndose Porcio Catón se dedica a repartir parabienes y plácemes, cuando no vituperar y reprender. Pero lo peor no es el sujeto que así se expresa y publica, el daño lo propagan esas huestes de aduladores, halagadores y pelotilleros que tanto abundan por la villa.

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