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Ventanal

La primavera, la política altera

Los cambios que anuncia la última encuesta del CIS

La primavera parece que altera la hematología de los partidos políticos. Así lo confirman los resultados de los recientes análisis a cargo el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) que utilizó una muestra de 2.500 entrevistas.

Todavía los del partido naranja no terminan de creerse el "sorpasso" que le han dado al PSOE y los temblores que azotan a la cúpula del Partido Popular al ver que su aliado ocasional le está arrebatando posiciones.

El PP es la formación política que más pierde en este sondeo de abril: nueve puntos desde las últimas elecciones generales en 2016 y, aunque sigue figurando como el primero en intención de voto, la distancia con otras alternativas se ha reducido a poco más de cuatro puntos, señalando una tendencia de mayor caída, ya anticipada por el barómetro del pasado enero.

Todo lo contrario son las expectativas de Ciudadanos, con un salto de más de nueve puntos respecto a la misma referencia de las elecciones de 2016, y crecimiento de 1,7 sobre los resultados del análisis de primeros de año. La comparación de datos del PP y CS evidencia que hay un trasvase de votos, siendo el partido de Albert Rivera el beneficiario porque muchos votantes de centro-derecha se sienten mejor representados por el partido naranja.

El PSOE está afectado íntimamente por esa pérdida de liderazgo que supone el haber descendido al tercer puesto del ranking en intención de voto y tener pisándole los talones a Podemos y sus liados. Llama la atención la escasa autocrítica que se ha hecho desde Ferraz, aunque algunos sectores se han despachado en voz baja. Pedro Sánchez no gana fuera de sus bases clienterales.

En cuanto a Podemos, recibe el aval de mantenerse por encima de las sublevaciones internas y a la expectativa de lo que suceda con IU. Su objetivo sigue siendo la posibilidad de un gobierno de izquierdas, con un PSOE que busca el poder a cualquier precio y que teme tener la misma mala suerte de sus homónimos francés, alemán e italiano.

Se insiste mucho en señalar que estamos ante el final del bipartidismo y se hacen cánticos a la pluralidad política. Mirando atrás no está claro que la concurrencia de diversas fuerzas políticas, que tienen que gobernar a base de alianzas y trastoques de programas, sea más beneficiosa que la alternancia entre dos partidos con fuerte arraigo, con fórmulas diferentes en el campo social, pero también con planteamientos uniformes en los temas principales de Estado.

Vale la pena recordar los diez meses de incertidumbres y Gobierno en funciones, que aún arrastra el país por falta de consenso partidista entre cuatro contendientes y sus satélites. El debate del Presupuesto General que se ventila en el Congreso es un ejemplo de los chantajes a que dan lugar la ausencia de un Gobierno fuerte y entra preocupación a lo que puede suceder para afrontar los graves problemas que afectan a las mismas estructuras de la Nación.

Las predicciones meteorológicas anuncian algo más que inestabilidades primaverales. El último episodio del "procés", con la propuesta de elegir para dirigir Cataluña a un personaje que odia a España, muestra la degradación política que nos envuelve.

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