En los próximos meses se va a tomar una decisión fundamental para Asturias y, más aún para nuestra comarca, que es la definición del Área Metropolitana (A. M.) y sus formas de gobierno. Y, a pesar de su importancia, es sorprendente el escaso debate público sobre el mismo. Y eso, a pesar de que en esta ocasión, el Principado de Asturias ha invitado a ayuntamientos y grupos municipales a participar en su construcción. Iniciativa que aplaudimos.
En España, las autoridades metropolitanas en su mayoría abarcan áreas urbanas solamente y tienen como eje principal el transporte. Sin embargo, en Asturias corremos el riesgo de marginar aún más las alas de la región, las zonas montañosas periféricas y obviar el mundo rural que hay entrelazado en el urbano, que a su vez es multicéntrico.
El reto de aprovechar el desarrollo del A. M. para la integración territorial, y no agravar los desequilibrios, es la base de la propuesta de Ganemos Avilés en Común, que hemos trasladado a la comisión municipal y a la mesa común en el Principado.
Proponemos que el A. M. no solo considere los espacios urbanos y el territorio entre ellos, sino también la conexión con todo tipo de servicios a la metrópoli: por ejemplo, las pistas de esquí, los parques naturales, los lugares de esparcimiento costero... siguiendo el ejemplo de la Autoridad del Transporte de Los Ángeles (y en general de las A. M. de EE UU y el gran Londres).
Así definimos tres áreas: la urbana, la suburbana y la periurbana, lo que permitiría una articulación de Asturias, integrando campo, ciudad y espacio protegidos. Esto permitiría, así mismo, la incorporación progresiva de concejos, y no quedar fuera de los muy importantes fondos europeos, que han declarado las áreas metropolitanas como lineas de acción prioritarias.
Como forma de gobierno, preferiríamos que los miembros de la autoridad del A.M. fueran elegidos directamente por los ciudadanos por circunscripciones, a semejanza de los países anglosajones.
No obstante, Asturias cuenta con servicios mancomunados, como Cogersa, Cadasa, Cuota o el Consorcio de transportes, que tienen en común autoridades compuestas paritariamente por el Principado y los Concejos, y que han funcionado razonablemente bien. Es por eso que consideramos más práctico reproducir la misma estructura. Esto permitiría una fácil integración de los mismos en la nueva autoridad del A. M., reduciendo de cuatro entes a uno, y quedando los consorcios como empresas instrumentales de la nueva autoridad.
Por último, resulta sorprendente que el resto de grupos municipales no hayan presentado propuestas al A. M. Quizás no consideren la importancia del A. M. para nuestra comarca. Pues bien, para resaltar su importancia sirva un pequeño ejemplo: dependiendo de su constitución efectiva puede suponer seguir teniendo que costear íntegramente el transporte urbano, a acceder a las ayudas nacionales al transporte metropolitano. Un millón de euros.
Pero mucho más importante, la estructura que proponemos, significaría pasar de ser un elemento periférico del A. M. a ser el eje urbano integrador del ala occidental costera. Mucho nos jugamos.
