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El maratoniano del agua

El joven Diego Mariño, que entrena 19 kilómetros diarios, se prepara para lograr el billete para el Europeo de aguas abiertas de Suiza

El nadador Diego Mariño durante un entrenamiento en las instalaciones del Cristo, en Oviedo. NACHO OREJAS

Diecinueve kilómetros al día y unos 115 cada semana. Son las distancias que marcan el entrenamiento habitual de Diego Mariño, especialista en las pruebas de larga distancia. El nadador del Santa Olaya, tras lograr el sexto puesto en el Nacional de Larga Distancia, ya se centra en lanzarse al mar para preparar las pruebas de aguas abiertas, principalmente el Europeo que se disputará en julio en Suiza. Un mes antes tendrá que sacarse el billete en el Lago Banyoles.

"Esperaba quedar entre los cinco primeros, pero el nivel fue muy alto", analiza Diego, que había hecho sus cálculos para luchar por las medallas. Pero el tiempo se le fue de las manos hasta finalizar con una marca de 57:28,45 minutos, un minuto y medio más de lo previsto. Pese a ello, ve el lado positivo e indica que "fui el segundo de mi año".

Mariño no fue el único representante del Oly en el campeonato. Destacó la meritoria sexta plaza de Alba Ortiz de Guinea que realizó una marca de 1:01:39,75 horas. A su lado nadó Andrea Campos, que no pudo pasar de la decimocuarta plaza con un tiempo de 1:03:30,86 horas. También fue notable el papel de la joven Gracia Suaréz que finalizó en noveno lugar -en su caso en 3.000 metros- con un registro de 38:15,82 minutos.

Competición al margen, Diego Mariño, a sus 16 años, ya ha vivido la sensación de participar en un mundial de aguas abiertas. Fue el año pasado, en Balatonfured (Hungría). "Es un experiencia única y que ojalá pueda repetir. No tiene nada que ver con ninguna otra prueba", explica. Sus grandes progresos le llevan a concentrarse en ocasiones con la selección española de aguas abiertas en el C.A.R. de Sant Cugat. "Allí alcanzamos los 125 o 130 kilómetros semanales, son sesiones duras, pero te sirven para mejorar tu nivel", asegura.

Son incalculables las horas que Mariño se ha tirado en una piscina para perfeccionar su resistencia en las pruebas de larga distancia. Entre largo y largo, al de Piedras Blancas le da tiempo para pensar en "muchas cosas" entre brazada y brazada. Pero su preferencia es "nadar en aguas abiertas". A Mariño no le incomodan las olas, las marejadas o las dificultades que presenta la mar. Lo que para muchos podría ser un castigo, para él es su estilo de vida. "Disfruto nadando y cuanto mayor sean las distancias mucho mejor", argumenta.

Sus condiciones le hacen ser una promesa en ciernes que ya ha dado muestras de su potencial. Ahora, tras su sexto puesto en Sabadell, quiere dar un golpe de autoridad para lograr su meta: el Europeo en Suiza.

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