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La otra familia de Felipe

El entrenador ovetense lleva quince años vinculado al CD Los Arcos, una entidad en la que asegura sentirse como en su casa y de la que es el actual coordinador

Felipe, a la derecha, junto a varios jugadores del CD Los Arcos, en La Pixarra. Abajo, posando apoyado en las redes de una portería. MARÍA GÓMEZ

Su nombre está unido al fútbol asturiano, en general, y al CD Los Arcos, en particular. Y es que su vida ha estado, está y seguro que seguirá estando vinculada al deporte del balompié y al club ovetense, una entidad que él mismo define como "familiar" y en la que "me siento como en mi casa". Como tantos otros, el encuentro entre este protagonista y el fútbol se produjo primero como jugador. Militó en varios equipos, entre ellos la Peña Canteli, ya desaparecida, Los Arcos, el Melilla, el Águila Negra y el Oviedo San Lázaro. Jugaba de interior izquierda y asegura que "era bueno, está mal que yo lo diga". Lo cierto es que tuvo ofertas de varios equipos, pero prefirió cambiar de registro y colgar las botas. Se retiró a los 23 años y desde entonces comenzó una carrera en los banquillos que ya dura 28 años. Se trata de Felipe García, un ovetense que vive por y para el fútbol.

El San Javier, el Covadonga, el Lugones, el Juvencia, el Loyola, el Oviedo Antiguo y, por supuesto, el CD Los Arcos. Este es el periplo de Felipe en el mundo de los banquillos. Con su llegada a Los Arcos se cerraba un círculo, el que había empezado a trazar cuando vistió su camiseta cuando era adolescente. "Me llamó Busby y por aquel entonces el club corría peligro de desaparecer. No lo dudé por el cariño que le tenía al club y decidí embarcarme en esta aventura", indica. Como dato, cuando Felipe llegó a Los Arcos sólo había un equipo juvenil. Ahora, cuenta con una estructura de siete equipos y alrededor de 120 jugadores, a los que hay que sumar los equipos de los colegios Nazaret y Pablo Miaja, que son la base de la entidad.

Tantos años en el fútbol y en los banquillos le han dado a Felipe múltiples vivencias. Unas buenas y otras no tanto, aunque estas últimas se quedan en el olvido. Felipe recuerda como "en un partido en el que nos estábamos jugando el campeonato benjamín decidí sacar a jugar a una niña que tenía en el banquillo. Desde la grada, la madre de la jugadora me dijo que no lo hiciera, que igual perdíamos. Yo le dije que la niña juega porque todos tienen derecho a jugar". Al final ganaron y se proclamaron campeones de Asturias. Con esta anécdota se resume cómo vive y entiende el fútbol Felipe. "Todos competimos y nos gusta ganar, pero no es lo principal, yo lo que quiero es que mis jugadores se diviertan y sean amigos y que tengan un buen recuerdo de este club".

El coordinador de Los Arcos vive por y para el fútbol. Y es que no hay día de la semana que no esté en La Pixarra de 18.00 a 22.00 horas. "La coordinación lleva mucho tiempo", dice. Un fin de semana cualquiera en la vida de Felipe se resume en "fútbol, fútbol y más fútbol". Un ejemplo: el coordinador de Los Arcos ve cada fin de semana diez partidos. "Prefiero ir a un encuentro de fútbol base que a uno de Primera", indica.

Felipe compagina su labor al frente de la coordinación de Los Arcos con la de entrenador del primer juvenil. Su objetivo para esta campaña es el ascenso a Primera, algo que llevan buscando desde hace varias temporadas. "Subir al primer juvenil sería muy bueno para el resto de equipos de la cantera", explica. Lo dice porque la filosofía de Los Arcos y la suya propia es "tirar" de los equipos inferiores.

Como entrenador se define "exigente, disciplinado" y más cercano al estilo de Luis Enrique y de Guardiola que al de Mourinho. Le gusta el buen trato de balón e intenta que sus jugadores disfruten y se diviertan en el campo.

Ha pasado por diferentes banquillos, ha conocido a muchos jugadores y a otros tantos presidentes. Ha vivido el día a día de varios clubes. De todos tiene muy buenos recuerdos, pero para Felipe, Los Arcos es un club "especial, es como mi casa, mi familia". No le falta razón, ya que, además de los años que lleva en el club, su mujer, Ana, con la que se casó cuando se retiró del fútbol, también forma parte de la directiva. "Nos ayuda en temas administrativos", dice el técnico ovetense, que muchas veces es psicólogo y un padre para muchos de los jugadores que forman la numerosa familia del CD Los Arcos, un club que no se entendería sin él.

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