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Un momento redondo

Todo fue posible en Granada

Cundi vivió un agitado debut con el Sporting en Los Cármenes, donde sufrió una polémica derrota en el descuento y recibió un escupitajo de Montero Castillo

Cundi centra ante Migueli en un Sporting-Barça en El Molinón.

La primera vez de Cundi con el Sporting tuvo un poco de todo: la ilusión de la convocatoria, el viaje a Granada con algunos de los que habían sido sus ídolos, el anuncio del entrenador de que iba a ser titular en Los Cármenes, el esfuerzo por estar a la altura de las circunstancias, el subidón de un resultado favorable durante muchos minutos y la tremenda decepción de una derrota en el descuento, con polémica arbitral incluida. Hasta un escupitajo se llevó Cundi de uno de aquellos jugadores sudamericanos del Granada que se hicieron tristemente célebres en el fútbol español de la década de los 70.

Secundino Suárez Vázquez (Sotrondio, 13-4-1955) ya llevaba un tiempo llamando a la puerta del primer equipo del Sporting, que navegaba por la parte baja de la tabla de Primera pese a contar con jugadores como Redondo, Ciriaco, Quini, Valdés y Churruca. Se había trallado durante dos temporadas, cedido, en el Ensidesa, "que era el Madrid de Tercera". Cundi siguió su progresión en el filial rojiblanco, entonces Deportivo Gijón, y era uno de los habituales en los partidos de la llamada "liga de reservas" que se jugaba entre semana para mantener activa a todos los jugadores de la plantilla.

Con apenas 20 años, Cundi era un interior izquierdo potente y veloz, de largo recorrido, al que Pasieguito citó para los entrenamientos en la semana previa al desplazamiento a Granada, importante para la permanencia, en la recta final de la Liga. El Sporting era decimotercero y el Granada decimocuarto en una Primera División con 18 equipos, a un paso de los puestos de descenso. Y el Sporting tendría que jugarse dos puntos clave en campo contrario y con las bajas de Tati Valdés, Landucci y Pascual.

Cundi se sintió cómodo formando parte de un grupo de jugadores que conocía por compartir los entrenamientos. Y, especialmente, al veterano guardameta Abelardo, también nacido en Sotrondio, que había llegado al Sporting para disputar la titularidad a Jesús Castro tras ocho temporadas en el Valencia. "Para mí fue como un padre", dice ahora Cundi del exguardameta. "En aquel desplazamiento estuvo siempre pendiente de mí. Y en el partido me dijo que estuviera tranquilo".

Bernardino Pérez, Pasieguito, advirtió a Cundi de que sería titular a la hora de la comida. "Ese fue el momento de mayor nerviosismo, así como cuando salté al campo. Después ya me centré en el partido", destaca. El Sporting jugó con Abelardo; Fabián, Redondo, Piñel; Ciriaco, José Manuel; Megido, Quini, De Diego, Cundi y Churruca. Cundi acabó con la impresión de que había hecho un buen partido y también le quedaron grabadas las dimensiones del terreno de juego de Los Cármenes, el más grande del fútbol español entonces.

Lo demás, especialmente lo que ocurrió en los últimos minutos del partido, ya no le hizo tanta gracia. "Es que estábamos con la soga al cuello y el Granada era un rival directo", recalca Cundi, que tiene muy claro quien fue el culpable de que el Sporting volviese de vacío de aquel viaje: el vasco Pedro María Urrestarazu. "No creía que los árbitros de Primera División pudiesen hacer esas cosas", señala Cundi, que se queja de la concesión de los dos goles del Granada, que dejaron en nada el de Megido en el minuto 60, que además era el primero del Sporting en sus visitas a Los Cármenes.

La crónica publicada en LA NUEVA ESPAÑA, firmada por el corresponsal de la agencia Colpisa en Granada, da la razón a las quejas sportinguistas. El 1-1 llegó en el minuto 78, en un córner en el que, según el cronista, Urrestarazu no señaló "la clara falta que Lis y Grande hicieron al guardameta Abelardo, dando el balón en el pecho de Redondo e incrustándose en última instancia en la red".

Claro que lo peor estaba por llegar. En el tiempo de descuento, tras una oportunidad de Ciriaco salvada por Izcoa, el saque del portero provocó una pugna entre Piñel y Dueñas. Según Cundi hubo falta del delantero granadino, pero Urrestarazu dejó seguir y Lis logró el 2-1. "A todos nos pareció un embarcazo", dice el exfutbolista rojiblanco, que al igual que sus compañeros no se lo podía creer. "Los jugadores gijoneses mesándose los cabellos y algunos llorando, mientras los granadinos se fundían en un fuerte abrazo con el autor del gol", relata el cronista. Curiosamente, Pasieguito se limitó a decir que "la victoria del Granada llegó después de una jugada nuestra en la que pudimos conseguir el 1-2".

Para Cundi aquel primer partido con el Sporting fue un curso acelerado de cómo se las gastaban en el fútbol profesional. Comprobó, por ejemplo, las razones por las que el Granada era un equipo temido durante aquellos años. Además del argentino Aguirre Suárez, que había pasado aquella temporada al Salamanca, el paraguayo Fernández y el uruguayo Montero Castillo sembraban el terror, especialmente en Los Cármenes, con la complicidad de los árbitros. "Montero Castillo me escupió en la camiseta", señala Cundi, que había cometido el gran pecado de "marcarlo muy encima".

Pasieguito acabó satisfecho con el rendimiento de Cundi, que a la semana siguiente vivió otro momento inolvidable: el de su debut en El Molinón en Primera, ya que había jugado algún partido del torneo de reservas. Ayudó a lograr una victoria frente al Elche (3-1) clave para la permanencia, que el Sporting amarró en la última jornada, ya con Cundi en el banquillo. Pasieguito apostó por la experiencia para medirse al Madrid, que para suerte del Sporting llegó como campeón destacado y cedió un 2-0 que aseguraba una temporada más en Primera.

Logrado el objetivo, la plantilla sportinguista cumplió con la tradición de cubrir en bicicleta el trayecto entre Gijón y Covadonga para honrar a la Santina. Ahí Cundi sorprendió a todos con su fortaleza a la hora de dar pedales, hasta el punto de llegar el primero a la Santa Cueva: "Se me daba bien porque había corrido alguna carrera cuando era infantil".

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